El premio para nosotros es haber conocido vuestras historias y haberlas podido contar. Y aun así nos sentimos mal porque no podemos contarlas todas.
El 30 de agosto pasado en aguas de Tarifa la tripulación de una patrullera ayudó a unos inmigrantes arrojados al agua sin piedad. Iban a ser introducidos en moto náutica, pero sus explotadores, a los que habrían pagado un dineral, salieron huyendo al ver a la Guardia Civil. Alonso, Sergio y Antonio son sus rescatadores. En febrero dos patrullas de Utrera salvaron la vida de un bebé apuñalado por su madre que sufría trastorno mental. Ramón, Manuel, Francisco Javier… taponaron las heridas y ahora tienen el reconocimiento que merecen. Miguel Ángel salvó la vida de ocho personas en el embalse Gabriel, en Cáceres. Estaba de vacaciones pero corrió al explotar una embarcación. No dudo, no tuvo miedo, porque por encima de su vida o de su bienestar, está la vida de los demás. Como nos gustaría sentir eso que las personas “normales” sólo sienten por su hijo, o su padre o su hermano... Tanta generosidad, tanta entrega como la de Eva María que rescató a un bebé, su hermanito de cinco años y sus padres, cuando se sumergían en el coche tras caer en un río. Ella sufrió heridas que no duelen. Marcos y Manuel rescataron a tres trabajadoras de Moaña, Pontevedra, cercadas por las llamas. El Teniente Gregorio encontró en Quartell, Valencia, a un anciano con Alzheimer y les salvó la vida.
Pequeños actos diarios para ellos que a nosotros nos parecen heroicos y gigantes. Son los verdaderos premiados. A los que debéis conocer. Son sólo un ejemplo de todo lo que los guardias civiles entregan cada día a los demás. Hay quienes piensan que para eso están y sólo cumplen con su obligación. Bueno, nosotros creemos que hay maneras de trabajar; entregando el alma, o no cediendo nada. Y todos los días conocemos guardias que además de llevar uniforme, son buenas personas por encima de todo. Por su valor y su humanidad les admiramos. Por su disciplina y su lealtad, les respetamos. Y por darnos cariño, y palabras para escribir este blog, les estamos agradecidos. Gracias a todos los que lo hacen posible. Gracias por enseñarnos vuestros valores. Gracias por este premio que nos hace felices. Gracias por recordarnos que nuestra pluma puede contribuir a hacer un mundo mejor. Nos da vergüenza, pudor… Pero GRACIAS
GRACIAS POR EL PREMIO GUARDIA CIVIL 2016.