La policía de Pontevedra no usa "playeras"
Los agentes de policía no usan playeras con el uniforme azul, pero lo que parece una obviedad no lo era para Sergio M. El sujeto, capaz de batir todos los records de robo, asalto, hurto y atraco, era incapaz de recordar cómo vestían sus eternos enemigos de la policía. Sergio no tenía costumbre de volver la vista atrás en plena huída.
Así que con 35 años, Sergio era, por méritos propios, el terror de sus vecinos. El mayor enemigo de la propiedad privada en Pontevedra. Hasta el pasado 2 de noviembre había sido detenido en 15 ocasiones por robo con violencia en las personas y apropiación indebida. Ya sabíamos, policías y periodistas, de la pericia de Sergio para pedir pizzas y no pagarlas, atracar a los repartidores y comerse en botín en la casa que acababa de "okupar". Así que ese día 2 de noviembre los esforzados ( y ya aburridos...) agentes del Cuerpo Nacional de Policía en Pontevedra le detuvieron de nuevo y de nuevo lo pasaron a disposición judicial. Y de nuevo, en un par de horas, nuestro amigo Sergio ya estaba en libertad y en disposición de recuperar el tiempo perdido. En cinco días, desde del 2 de noviembre al 7 de noviembre, cometió siete robos con fuerza. Hoy sabemos que nada más salir del juzgado como quien sale de una visita al médico, Sergio "visitó" una vivienda en Xeve, otra en Lérez, asaltó una obra en construcción y las herramientas que se llevó las utilizó para entrar en un chalet de A Caeira, terminando su particular "tour" en un conocido gimnasio del polígono de O Vao, donde algo le sobresaltó y huyó dejándose atras la mitad del botín recién adquirido (incluída una escopeta).
No siguió con lo suyo porque los mismos policías de Pontevedra volvieron a detenerle. Lo contamos en "Las Mañanas de Cuatro". Ésta vez los policías, cuando llevaron al detenido ante el juez, le entregaron "el paquete" con regalo incluído: un informe policial detallando todos los efectos de los robos que había cometido Sergio y que la policía halló en su poder. Los agentes también incluyeron las muestras biológicas que habían obtenido del ladrón en los lugares de los delitos, y de postre le dieron al juez cinco actas de reconocimiento fotográfico de sus víctimas, de las pocas que reconocieron al ladrón en fotografías. Pero los policías, que sí conocían el empeño de Sergio en lo suyo, también sabían del empeño de los jueces en dejarle en libertad. Y para no quedarse atrás en la competición de tozudez, su señoría dejó en libertad al ladrón una vez más. Los policías rabiaron y pataleron. Nos contaron con amargura el porqué de su desdicha, seguros de que el ladrón volvería a delinquir.
Entretanto, Sergio, incapaz de soportar la afrenta de alguien más tozudo que sí mismo, tardó un sólo día en volver a las andadas (lo que le apartó de su "misión" durante 24 horas tuvo que ser algo de absoluta importancia) y forzó la puerta de un domicilio en Pontevedra. Ese día la suerte le fue esquiva. Entre todas las viviendas de ese barrio pontevedrés, Sergio eligió la de un policía. ¿Creeis que Sergio decidió dar la vuelta sin más? No. Espoleado quizá por su propia naturaleza, quizá por la confianza que disfrutaba del juez, nuestro Sergio robó el uniforme del policía. El ascensor le sirvió de vestidor, y en menos de quince minutos Sergio estaba en la calle luciendo el uniforme de agente de la Ley que encubría sus aviesas intenciones. Sergio dobló la esquina, se encontró con otro jóven de su edad, y sin pensárselo dos veces decidió atracarle así que se le acercó y le dijo: "soy policía, identifíquese...contra la pared que le voy a cachear". Improvisar era lo suyo, sólo que su nueva víctima en potencia de un sólo vistazo se percató de que éste policía de uniforme iba en "playeras", raídas por más señas. Así que el falso detenido "le improvisó" un buen par de golpes al falso policía, y visto que la respuesta del agente de la Ley no era la esperada, el jóven le largó todo su repertorio de artes marciales, que para estos supuestos practicaba tal deporte. Reacio a la práctica del Kárate, nuestro Sergio se inclinó por los 100 metros libres pero otra vez los policías de Pontevedra frenaron en seco su incipiente carrera deportiva.
Hoy Sergio ha pasado a disposición judicial. Hoy sabremos si 20 robos son suficientes para que un juez de Pontevedra te encierre provisionalmente hasta el día del juicio. Se admiten apuestas.