La perseverancia pudo con Cásper
Todo empezó en Jerez de la Frontera. La muerte de un miembro de la banda de Cásper, probablemente ejecutado por “hacer trabajillos por su cuenta” despertó las sospechas de un joven sabueso de la Brigada de Crimen Organizado de la Policía. El hábil inspector pidió permiso para viajar a Jerez y allí encontró el material informático que necesitaba para pinchar a Cásper.
Seguir al delincuente más escurridizo de este país no era nada fácil. Como siempre estaba rodeado de especialistas. Uno de ellos al que la policía denominó “El informático” se encargaba de poner minúsculas cámaras y micrófonos dentro de ramas de árboles de camuflaje, en los reposacabezas de los coches, en el cofre de una moto……Antes de contratarle, Cásper desechó a otros dos que no le servían y se quedó con éste, un verdadero experto. Cásper sabía que le seguían, alardeaba de ello y jugaba con los policías haciendo comentarios por los teléfonos. Aunque llegaron a intervenir algún número, no lograban detectar los teléfonos de seguridad de la banda. Cásper y sus secuaces cambiaban de móvil cada día, renovaban las tarjetas y desechaban terminales con agilidad. Los policías no sabían en qué negocios andaba metida la banda, pero si se enteraban cuando Cásper anunciaba que se iba de viaje. Así llegaron a Algeciras.
En una nave del Cortijo Real de Algeciras Cásper y sus secuaces torturaran hasta cortarle un dedo del pie con un hacha a un empleado aparentemente corrupto de aduanas. Querían que les dijera donde estaba el contenedor con la cocaína que había llegado al puerto desde Costa Rica. Lo sabían porque la banda de Cásper colocaba micrófonos a los narcos. El empleado soportó doce horas de vejaciones pero no reveló el secreto. El había sido elegido por ser el firmante de los documentos que autorizaban la entrada del contenedor. Los policías grabaron las vigilancias que “Marco” y "El búlgaro” hicieron a las puertas de la empresa de aduanas, esperando a su próxima víctima, sin imaginar lo que tramaban. Los agentes pensaban que preparaban un butrón en alguno de los locales. (En informativos Telecinco emitimos imágenes de los seguimientos de Cásper y sus secuaces en Algeciras)
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Los policías estuvieron en Algeciras un mes y medio, el mismo tiempo que Cásper y sus ayudantes en un chalet en obras, oculto entre arboledas. Desde la cima de una ladera la policía les fotografiaba. Así detectaron al búlgaro y a Marco con Cásper. El búlgaro era especialista en abrir cerraduras, cajas fuertes o lo que se pusiera por delante “un manitas de la lanza térmica”, Marco se encargaba del transporte y Perú acompañaba a Cásper en la extorsión a un narco en Córdoba al que exigían 200.000 euros. La guardia civil abortó el plan de Cásper cuando se disponía con Perú a matar a la familia del narco. La amenaza era tan grave que al traficante no le había quedado mas remedio que denunciar . A partir de ahí el Grupo de Delincuencia Organizada de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil se unió en las vigilancias de la banda, pero Cásper les esquivó a todos. Agentes y guardias presenciaron numerosas reuniones de la banda en la A3 pero no lograron descifrar su próximo asalto, el robo de 2000 kilos de coca a unos narcos en Alicante. A veces Cásper los recogía uno por uno en un vehículo con los cristales tintados y daba vueltas mientras ordenaba e instruía. En un par de ocasiones los ladrones “mordieron” a los agentes. La policía no desesperaba. Vieron gastar dinerales a la banda tras el atraco de Alicante. Cásper viajó por toda Sudamérica intentando blanquear el dinero. Su último proyecto invertir en fármacos para el cáncer ha quedado truncado con su detención. Cuando entraron en su casa y le leyeron los cargos Cásper espetó “hostia si que os remontáis a bien lejos”. Un testigo protegido fue clave para su detención. Ángel Suárez, alias Casper, el ladrón con una vida de escaparate en su apartamento alquilado en Majadahonda por más de 2000 euros, tenía un ego tan desmedido que no podía ni imaginar las pruebas que la policía había logrado reunir sobre su participación en el secuestro de Algeciras. Ni se imaginaba lo cerca que habían estado de él durante dos años.
Cásper declaró con el juez de guardia el sábado pasado y está en prisión, el lunes vuelve a declarar ante el juez Eloy Velasco de la Audiencia Nacional. Los policías confian en que su trabajo, esta vez, se suficiente para mantener al delincuente en prisión, al menos hasta el juicio.