No me pasó a mí, ni tampoco a Malena. Ésta vez le ocurrió a los policías del grupo XI de la Brigada de Policía Judicial de la Jefatura Superior de Madrid. Su "error" fue desarticular la banda más activa de desvalijadores de chalets justo el viernes que arrancaba el puente de Santiago. Un "fallo" que para empezar les costó a los policías perder los billetes para pasar unos días de vacaciones lejos de la mugre delincuencial de la gran ciudad. A eso están acostumbrados. Lo que les cuesta asumir un poco más es un juzgado les ponga en libertad a los nueve detenidos por que es un puente festivo. Eso nos cuentan fuentes judiciales. Otras nos dicen que es lo habitual, que el delito no es grave (?), que tiene poca pena y que por tanto lo acertado es liberar a una banda de ladrones veteranos.
La cuestión es la siguiente: si la policía detiene un viernes, lo normal es pasar los detenidos el sábado o el domingo. La Ley no permite que la detención se prolongue más de tres días salvo supuestos especiales. Durante ese tiempo, los policías aprovechan para apurar los flecos de la operación, recabar toda la información posible y redactar papeleo interno y legal. Así fue, y así presentaron a los detenidos en el juzgado el domingo, pero...era un día festivo. El lunes también era festivo, y también es cierto que el papeleo judicial para decretar entrada en prisión provisonal para nueve detenidos es mucho más largo y elaborado que si se les deja en libertad con cargos. Así , en ocasiones, se torea el asunto hasta que se haga cargo el juzgado que lleva la investigación desde el principio. Pero en éste caso la policía detuvo un viernes, Dios mío no !, para evitar que la banda siguiera asaltando más viviendas. El domingo la policía entregó al juzgado los nueve detenidos imputados de asociación ilícita ( más papeleo para el juzgado) y éste, ante la perspectiva de perder también el lunes festivo...los dejó en libertad con cargos. Otras fuentes dicen que por falta de pruebas, de huellas, y no sé qué más...
No importó demasiado que uno fuera acusado de 11 asaltos, y que la mayoría tuviera más de una decena de antecedentes por hechos similares. Tampoco parecía importante que durante la detención del viernes, los arrestados arrollaran un vehículo policial poniendo en riesgo la vida de varios agentes. No era para menos. Los expertos del grupo XI les seguían desde abril, cuando detectaron joyas robadas en un chalet durante una inspección en una de los cientos de casas de compraventa de Madrid. Tirando del hilo, llegaron hasta la banda y su figura principal: la receptadora. La que les encargaba los robos y compraba la mercancía a éstos delincuentes rumanos. Una rubia platino de extrarradio con más mechas en el pelo que un batallón de artillería. "Operación Mechas" la llamaron, y la reventaron el viernes del puente en Coslada. Los delincuentes vivían allí, y la policía les esperaba emboscada. Les detuvieron cuando llegaron en dos vehículos, el primero hacía de "lanzadera" para detectar posibles controles, el segundo era una furgoneta llena hasta el techo de todo lo que acababan de robar en varios chalets de ValdeAbero, Madrid. Al verse acorralados embistieron con la furgoneta los vehículos policiales.
Eso fue el viernes. Dos días después, el domingo, nos dicen fuentes judiciales que el juzgado de Coslada les dejó en libertad con cargos. Era festivo. Así fue como la banda que asaltaba chalets de Madrid y Toledo volvieron a casa a dormir, y de paso avisaron al resto de compinches que quedaban por detener de que borraran hasta la última prueba de sus andanzas. Los policías también se fueron a sus casas, pero en el bolsillo o en el bolso en éste caso, se guardaron una fotografía para avivar su rencor. La fotografía de los más de 250 efectos robados que recuperaron de la furgoneta de los delincuentes, expuestos primorosamente en el patio de la Jefatura de Policía. Un vistazo a la foto de vez en cuando será la mejor motivación para recordarles que los detendrán de nuevo. Y la próxima, por si acaso, no será en festivo.