El presunto homicida de Alejandro discutió con la madre horas antes de su desaparición
Los investigadores creen que Antonio mató al pequeño Alejandro porque era un estorbo en la relación sentimental que mantenía con su madre. La hipótesis de la policía judicial de la Guardia Civil es que ese sentimiento crecía en Antonio desde hace semanas y la discusión que por ese motivo mantuvo con su pareja el fin de semana precipitó el desenlace fatal. “La animadversión hacia el niño de tres años iba a más, elaboró el plan y lo ejecutó” nos aseguran fuentes cercanas caso.
Hoy, la psicóloga Rocío Ramos planteaba una interesante opción en el directo de El Programa de Ana Rosa. La discapacidad síquica del 33% que sufre el presunto homicida nos abre otra posibilidad, según Rocío, Antonio quizá sólo quería castigar o asustar a la madre pero el plan se le fue de las manos de forma accidental o impulsiva, y la reacción propia de una persona que sufre esa discapacidad es la de enredarse en una cadena de mentiras cada una para justificar la pobre mentira anterior.
La explicación de Rocío encajaría con las cuatro diferentes versiones que ofreció el presunto homicida a los guardias del equipo de Vélez Málaga que desde el lunes investigaban la desaparición del pequeño Alejandro. Sin embargo los guardias están convencidos de que se trataba de un plan preconcebido.
Según fuentes del caso, Antonio discutió con Lourdes poco antes de la desaparición de Alejandro. Antonio no quería que Lourdes se hiciera cargo de su hijo con una anterior pareja y menos de forma habitual. Horas después, el lunes 9 de febrero, Antonio recogió a Alejandro de la guardería. Sobre las 18:00 horas llamó denunciando su desaparición en un centro comercial de El Rincón de la Victoria. Las cámaras de seguridad desmintieron su versión, mostrando a Antonio llegando sólo al centro comercial y marchándose también en soledad. La segunda versión de Antonio, la de que lo perdió en la playa, desató una búsqueda febril del pequeño, lo mismo que la tercera donde patinó diciendo que en realidad había tirado al niño por un acantilado para rectificar después alegando que el pequeño se cayó. Seguros ya de que Antonio mentía y escondía un desenlace trágico, los guardias seguían hablando con él pero sin detenerle para evitar que se cerrara en banda ocultando el paradero del menor. Lo siguiente fue llamar a su tía, con la que se había criado, para que le sacara la verdad. Antonio claudicó y con su tía de compañera se subió a un coche y se dirigieron hasta la balsa donde flotaba el cadáver del pequeño Alejandro a 15 km de Málaga. A las 00:30 Antonio estaba detenido y seguía dando explicaciones confusas. A ratos aceptaba su responsabilidad homicida, a ratos insistía en que el niño se había caído a la balsa. Le interrogaron a las 18:00 del martes 10 de febrero y no confesó. Antonio contó que fueron a la zona de la balsa de paseo, a un mirador primero donde le dio dos donuts de merienda al pequeño. Al bajar del mirador, según el acusado de homicidio, el niño se cayó a la balsa. Antonio insiste que no lo socorrió por miedo a ahogarse porque no sabe nadar. Los guardias comprobaron que no se había mojado ni un centímetro de su ropa.
No le creyeron. Y menos después de que la madre de la víctima confirmara a los guardias que la tarde de la desaparición del menor ella, preocupada, llamó a Antonio en varias ocasiones para confirmar que había recogido a Alejandro y todo iba bien. Antonio le mintió mientras conducía rumbo a la zona montañosa donde murió el pequeño. ¿Si fue un accidente por qué no intentó socorrer al niño o avisar a un tercero? ¿por qué llevó al menor a una zona tan apartada, montañosa, y le introdujo en una zona peligrosa y vallada, a través de un hueco en la malla metálica? ¿por qué mintió una y otra vez sobre los hechos?¿y si fue un accidente, por qué no aceptarlo una vez que te has visto descubierto? Rocío Ramos, psicóloga, nos ofrece la posibilidad de la duda en una persona con tan pocos recursos intelectuales quizá simplemente se le fue de la mano. Los investigadores creen que Antonio empujó al niño a la balsa de agua, y esperan que durante la reconstrucción de los hechos termine aclarándolo en parte. Y Malena y yo nos alegramos de que, al menos entre tanto dolor, los guardias supieran dar rápido con el cuerpo de Alejandro porque si hubieran llegado más tarde el cadáver se habría hundido durante meses en la balsa complicando aún más la resolución del caso.