Tiene 21 años. Se llama Marc Ayala pero en Manresa y alrededores le conocían como "Ojo Pocho" y desde ahora por el sobrenombre de "El matapolicías". Un apodo que presuntamente nos habla de un delincuente fiero y bragado. Nada más lejos de la realidad. Lamentablemente "El matapolicías" presume de serlo, no por mérito propio sino gracias a una justicia débil y a la permisividad de éste país con sujetos como éste. Porque lo de "Ojo Pocho" se veía venir...Hace unas horas enterraron a su última víctima, Edouard Guillém, un policía local de Manresa atropellado por éste ratero obsesionado con hacerle el mayor daño posible a los agentes locales. Ya lo intentó en 2009, repitió hace unos meses y por fin lo consiguió hace unos días.
El asesinato de Edouard es un calco de otras agresiones anteriores de "Ojo Pocho" a policías. Los agentes le dieron el alto y él, conduciendo una moto robada, aceleró y le atropelló pasándole por encima. Los testigos no dejan lugar a dudas: fue intencionado. El impacto le partió las dos piernas al policía, le fracturó la cadera y le reventó por dentro. Edouard murió por la hemorragia interna y Marc "Ojo pocho" dio positivo al test de drogas.
Hoy os enseñamos el escalofriante relato del agente 1029 de la Policía Local de Sant Fruitós de Bages. Él fue el primer policía que estuvo a punto de morir a manos de "Ojo Pocho". El agente escribió una carta abierta a sus compañeros desde el hospital. Tras su lectura no alcazamos a comprender que hacía "Ojo Pocho" tres años después en libertad y de nuevo a los mandos de la motocicleta que asesinó a Edouard. Marc "Ojo Pocho" estaba libre a la espera de juicio, sólo le pedían 5 años de cárcel por lesiones. El juez instructor ni siquiera le añadió el delito de atentado a la autoridad aunque los policías le contarón lo mismo que vais a leer aquí. Juzgad vosotros mismos.
"UN DIA CUALQUIERA
Desde luego, siendo Policía, jamás te levantas pensando que va a pasar algo. Sabes que hay cierto peligro, que hay que tomar ciertas precauciones. Pero supongo que la experiencia, la rutina, te hace ir más relajado de lo habitual o quizás confiarte más de la cuenta.
El pasado 27 de agosto de 2009, estaba realizando el control de la zona azul del municipio, junto a mi compañera, los dos correctamente uniformados. Estábamos hablando tranquilamente, con un señor de unos sesenta años, sobre una incidencia de su vehículo. Era un cruce de calles, de esas en las que hay un carril para la circulación y espacio para el estacionamiento en serie para vehículos. De repente, el fuerte sonido de un ciclomotor nos llamó la atención. Al girarme, pude ver un ciclomotor, ocupado por dos jóvenes. Cuando estaban justo en el cruce, manteniendo el equilibrio a baja velocidad, como si no supieran donde ir, dando fuertes acelerones con el embrague pisado, pudiendo elegir seguir recto o dirigirse hacia donde estábamos nosotros…..eligieron esto último.
Al ver que se dirigían hasta nuestra posición, que llevaban un gran exceso de ruido, que hacía que todas las personas que había en la calle se dieran la vuelta, que no llevaban retrovisores, les di el alto. Solo tuve que dar un par de pasos a mi derecha, dada la anchura del carril, para estar justo en la mitad de éste y de cara al ciclomotor. El conductor, dando fuertes acelerones, otra vez con el embrague pisado al estar bajando marchas, si dirigía lentamente hacia mi posición. A unos cinco centímetros de mis pies se detuvo dos segundos, justos para que nos miráramos a los ojos, los suyos perfectamente reconocibles por una marca en uno de sus ojos, dando un fuerte acelerón para atropellarme, tirándome al suelo, pasando con la rueda delantera por encima de mis dos piernas, partes nobles y tórax, momento en el que puede desviar su rueda hacia mi izquierda para que no me pasara por la cabeza. Como el presunto seguía y seguía acelerando, picando de embrague, con su rueda trasera, volvió a pasar por encima de mí, no sin derrapar encima de mis piernas. Imaginaros la sensación de tener encima los aproximadamente cien kilos de la moto más el de los dos presuntos.
Al desviar la trayectoria de la rueda delantera, no sin dejar de darme patadas, aún estando en el suelo, y sumando las que empezaron a propinar a mi compañera los dos ocupantes, éstos se desequilibraron, saltando de la moto. El pasajero, después de soltar más puñetazos y patadas a mi compañera, salió corriendo, perdiendo una de sus zapatillas, en dirección al interior del municipio. El conductor nunca dejó el manillar, y corriendo al lado de la moto, acelerándola como un poseso, dio media vuelta haciendo un trompo, mientras mi compañera y el señor de sesenta años se tiraban encima de él.
No se sabe cómo, consiguió zafarse, de mi compañera, del señor y de mí, que había conseguido ponerme de pie. El presunto, aún fuera de la moto, acelerando y acelerando, ya en contra dirección se subió encima de la acera, haciendo saltar a una mujer para evitar ser atropellada. A unos veinte metros, consiguió subirse a la moto, para darse a la fuga, en contra dirección, para dirigirse a la carretera que une Manresa con Navarcles.
El fuerte dolor hizo que me cayera de nuevo al suelo hasta la llegada de la ambulancia.
Por suerte, minutos después, gracias a todos los compañeros movilizados de la propia Policía Local de Sant Fruitós como de Mossos d’Esquadra pudo detenerse a los presuntos, un menor y un mayor de edad, los dos con antecedentes varios.
Después de unas horas en el hospital mi parte médico se resume en politraumatismos por todo el cuerpo, un dolor horrible por todos los huesos, marcas de las ruedas en las piernas, partes nobles y tórax, y, por suerte, nada roto, ni ningún órgano dañado, a la espera de una ecografía. El de mi compañera, esguince y politraumatismos.
Desde aquí….
Gracias al Cap de la Policía Local de Sant Fruitós de Bages, al Regidor de Seguridad Ciudadana y a todos mis COMPAÑEROS, en mayúsculas, por las muestras de apoyo, visitas durante las horas de hospital y todas sus palabras de afecto.
Gracias a la compañera de turno, que no se lo pensó dos veces en intentar detener al presunto, jugándose su propia integridad y mantener la cabeza fría en todo momento, como la mejor de las profesionales.
Gracias a la Cap, al Sotsinspector, al Cap de Torn i a todos los compañeros de Mossos d’Esquadra de la ABP de Manresa, por las muestras de apoyo, colaboración y posterior detención, de los presuntos autores de los hechos.
Gracias a esas dos personas “anónimas” por jugarse su integridad, colaborar con la Policía y todas las atenciones que tuvieron con nosotros, mientras llegaba la ambulancia.
Gracias a la familia y amigos, por los ánimos y la de veces que tendrán que escuchar la historia, para hacerla olvidar.
Y gracias, mil gracias, a mi compañera de viaje, a la persona que me escucha y comprende cada día, que desde que la sacaron de su trabajo con un gran susto, todavía no me ha soltado de la mano. T’estimo.
Mucha precaución a todos y…. ¿alguien me podría explicar, si esto es un “simple” atentado a la autoridad, cuando el presunto se dirigió a nosotros pudiendo irse por otra calle, cuando la intencionalidad de atropellar fue manifiesta y muy efectiva, y cuando el presunto no cesó en ningún momento en su acción de acelerar y acelerar, para hacer daño, estando un agente en el suelo…?
Agente 1029 de la Policía Local de Sant Fruitós de Bages"