Una cruel pesadilla
La policía no quiso anoche valorar si los huesos encontrados eran humanos o no. A pesar de que cualquiera de sus expertos está capacitado para distinguirlo. Pero el error del caso Bretón todavía pesa en las filas policiales. Así que anoche fueron los forenses de Sevilla los que hicieron una valoración preliminar. Los huesos parecían humanos.
La policía científica se puso en marcha rápidamente, el revuelo en la sede de Canillas, en Madrid, era notorio. Los agentes estaban nerviosos. El camión laboratorio preparado para hacer un examen exhaustivo de todo cuanto hallaran en el enterramiento de Camas. Todos se pusieron rumbo a Sevilla.
La noche en Camas fue larga, la zona acordonada y policías alerta para que ni los perros deambularan por el enterramiento. Al amanecer, el equipo de policía científica de Madrid llegaba a la escombrera. El juez se preparaba para levantar el cadáver, acompañado de su secretaria. Con monos blancos los agentes limpiaban los huesos, los observaban y los guardaban en cajas etiquetadas.
Pero muy pronto las esperanzas se desvanecían. Al no encontrar ni un solo resto de la ropa que llevaba Marta el día de su desaparición, ni su pulserita del Betis, los investigadores estaban pesimistas. La excavadora continuaba trabajando y encontraban más huesos. Había muchos, tenían ya un fémur humano pero a media mañana ya había varios. Lo que indicaba que los restos corresponden a varios cadáveres. Era muy poco probable que alguno perteneciera a Marta. El primer análisis visual resultaba decepcionante. Son huesos enterrados hace más de 20 años. Y Marta desapareció hace cinco.
El juez no quería retrasarlo más y pedía que, en una nota, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía explicara lo elemental.
Ha sido una pesadilla cruel para la familia de Marta. Sul tío describía las sensaciones, los sentimiento, la angustia… justo minutos después de recibir la peor noticia. El abuelo de Marta nos acababa de decir con lágrimas en los ojos que “ojalá” fueran los restos de su nieta querida. Llevaba toda la noche de aquí para allá. Como él, ni la abuela, ni Antonio, ni Eva, ni las hermanas de Marta habían podido conciliar el sueño. Y ahora seguirán sin poder descansar.
A Miguel Carcaño no le han sacado de la cárcel Sevilla. Pero hace justo una semana le grabamos en un coche, le sacaron y le volvieron a interrogar. Porque Miguel no colabora, no dice donde enterró el cuerpo de Marta. Fue su cerebro, el que reaccionó a una única frase del test de la verdad : “Marta está enterrada en la escombrera del puente de Camas”. Y buscaban allí antes de que se lo preguntaran porque un equipo distinto de policía, de Madrid, ha pasado cuatro años analizando posibilidades y coincidencias en las múltiples declaraciones. Porque los policías saben que la verdad se esconde entre las mentiras de Carcaño. Porque saben que matar a Marta y esconder su cuerpo no se olvida jamás.