Imposible imaginar el dolor inabarcable de Eva y Antonio después de cuatro años sin saber el paradero de su hija Marta del Castillo. La última vez que le entrevistamos fue días antes de la sentencia que a muchos nos rompió el corazón. A Eva y Antonio el último bofetón judicial no les partió el alma porque ya se la habían destrozado. El orgullo tampoco sufrió merma, porque llevan y llevarán la cabeza bien alta tras la lección de humanidad que nos siguen dando a todos. Ese día le preguntamos a Antonio por qué seguía manteniendo ese aparente perfil de dureza frente a la firme dulzura de Eva. Nos respondió y cuando terminamos de secarnos las lágrimas ya teníamos dos certezas sobre ellos, la de la inmensa humanidad de Antonio y que no dejarían de pelear si la sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla no aportaba la mínima justicia exigible.
Poco después les llegó el último golpe, la polémica sentencia que condenó a Carcaño en solitario por el crimen cometido, según el juez, con un cenicero que jamás se encontró. El tribunal, entre todas las confesiones de Carcaño, eligió la que libraba a la mayoría de los acusados. Un único asesino y dos colaboradores que escondieron el cuerpo de Marta a las diez de la noche. Uno era “El Cuco”, porque ya había sido condenado por un tribunal de menores, el otro una persona sin identificar que según los jueces no era Samuel porque su ADN no estaba en la escena del crimen. No se complicaron más. Los magistrados de Sevilla escribieron un taxativo Samuel nunca estuvo en León XIII, obviando su falta de coartada y el gran apagón de los teléfonos de todos los implicados a la misma hora.
Absolvieron al mejor amigo de Carcaño y también al hermano de Miguel , presunto organizador, y a su novia porque les creyeron, eso dijeron, les creyeron cuando contaron que no vieron nada porque no estaban en la casa en el momento del crimen ni cuando desapareció el cadáver. Francisco Javier le dijo a todos los presentes que comprendía el dolor de Eva y Antonio como padre y con un ademán de borrarse una lágrima, volvió a su asiento a su silencio.
El tribunal sevillano despreció el testimonio y los datos de las horas que ofrecieron dos vecinos claves. Ellos vieron a la una de la mañana como Miguel y dos encapuchados sacaban el cuerpo en una silla de ruedas. También se rechazó al taxista que identifico a Francisco Javier cuando lo llevaba de madrugada a casa de su hermano. Y se desechó el testimonio de Antonio del Castillo frente al de María García la novia del hermano de Carcaño. Todas estas contradicciones y muchas más, sumado a que la sentencia reconocía ( después de negarlo los jueces ) que la sentencia del juicio del Cuco había influido en su decisión de no condenar a Carcaño por violación, han sustentado los recursos del fiscal y del abogado de los padres de Marta.
Para rematar la faena, ninguno fue capaz de decir donde está Marta del Castillo. No hubo piedad para la familia de Marta, incluso sabiendo que les destrozaban la vida privándoles del derecho a llorarla y poner fin al luto. Pero como dijeron los jueces sevillanos, eso no es condenable porque mienten para protegerse y en nuestro sistema judicial eso es lícito para los delincuentes.
La familia de Marta recurrió de inmediato y el Tribunal Supremo lo aceptó. Ha pasado un año de todo esto y hoy se cumplen 4 años de la desaparición de Marta y la sentencia del Tribunal Supremo que está a punto de salir, quizá lo vea todo desde un punto de vista diferente. “Estarás muy nervioso, mucho ánimo…” le hemos dicho a Antonio del Castillo. “A mí ya no me quedan nervios…” ha contestado el padre de Marta, aunque si conoces a Antonio sabes que nunca va a dejar que se le escape el último átomo de esperanza. Todavía hay gente que no se rinde jamás.