El juez, impotente en el caso Marta del Castillo
Francisco de Asís Molina ha enterrado de nuevo las esperanzas de la familia de Marta del Castillo en un auto desolador. El juez aleja cualquier posibilidad de llegar a la verdad en un escrito que rezuma impotencia. Recuerda mucho al auto de procesamiento que redactó el mismo juez hace unos años donde declaró públicamente que se sentía incapaz de seguir investigando, incapaz de penetrar en la “red de mentiras” y descifrar la verdad. Cerró la investigación y ahora lo ha vuelto a hacer.
La responsabilidad no es del todo suya, con la ley en la mano no puede investigar hechos ya juzgados. “No se puede valorar de nuevo la posible participación de Francisco Javier en la manipulación, traslado u ocultación del cuerpo de la víctima”. Él no, pero la policía sí, por eso creemos que el juez ha sido profundamente injusto al decir que “existe una clara extralimitación de la Policía Judicial cuando vuelve a recibir declaraciones testificales sobre los movimientos de Francisco Javier Delgado fuera del domicilio, sobre las llamadas que realizó el día de autos, sobre su posible presencia en el portal a los ojos de Diego Carrere, sobre el tiempo de desplazamiento a la calle Tharsis, sobre si sabe conducir vehículos, sobre si tenía en su poder el juego de llaves de un concreto coche, sobre si ese vehículo estaba estacionado en las proximidades del domicilio de León XIII en la madrugada del día 25 de Enero de 2009 y, en suma, sobre su posible participación en el traslado del cuerpo en un vehículo”
Estos nuevos indicios quizá son suficientes para que la policía vuelva a investigar un crimen no resuelto. Es su obligación y no está resuelto por muchas sentencias que haya. El cuerpo de Marta del Castillo no ha sido encontrado. El dilema que se le planteó a la policía cuando Miguel Carcaño le echó la culpa a su hermano fue el de cómo, dentro de la legalidad, investigar a Francisco Javier Delgado sabiendo que quizá no es culpable de matar a Marta pero sí de participar en el desenlace final. ¿Cómo plantear al juez una nueva investigación de una persona ya juzgada? Dice el Supremo en la última sentencia del caso que “da igual si participó o no, es el hermano y no puede ser condenado por encubrimiento”. No es que lo absuelvan porque queda probado que no colaboró, es que según la Ley no hay manera de obligarle a decir la verdad. La policía lo está intentando y a cambio el juez les abronca y la fiscalía les paga con desdén ¿Se imaginan que cuando en octubre Carcaño dice a la policía que quiere hablar, los investigadores le dan una colleja y le llaman mentiroso en vez de tirarle de la lengua e intentar comprobarlo? ¿Sabían que la policía no necesita pedirle permiso al juez para investigar el paradero de Marta porque ese mismo juez dejó una pieza abierta del caso con ese fin? ¿Cómo es que el juez le reprocha a la policía que hablen con Carcaño para encontrar a Marta? ¿Acaso deberían haberle preguntado a uno que pasaba por allí en vez de al principal condenado por el caso?
Y por supuesto que los policías no se creen todo lo que les contó Miguel, empezando por la idea de que su hermano mató a Marta, pero los investigadores piensan que la Rinconada es el lugar, que el vehículo de la ex mujer de Francisco Javier fue el utilizado, aunque sólo se encontrara un cabello de mujer al que no pudieron adjudicar un nombre. Quizá Miguel es sincero cuando explica que no recuerda más que el camino junto a la carretera, la casa, una zanja… ¿Quién lo sabe a ciencia cierta? El juez reprocha a la policía que hayan “creído” a un mentiroso e insiste en que el caso está juzgado y punto. Y nosotros decimos, precisamente porque es un mentiroso habrá que seguir investigando todas sus versiones hasta llegar a una verdad ¿o no? Y de paso, que el mentiroso pague por cada mentira que desgarra a la familia de Marta.
Y nos permitiremos otro reproche al juez por criticar a la policía por cuestionarse a si misma. Algo que él no ha sido capaz de hacer y que es una táctica policial de libro. Cuando se llega a un camino sin salida en una investigación hay que volver atrás para retomar otro. Asumir que faltan respuestas. El juez no asume nada, y eso que su instrucción no resolvió el problema. Encima ahora, cierra el caso, apoyándose en la sentencias ya dictadas aunque sean “contradictorias e ilógicas”, y en los informes psicológicos de Miguel para decir que es un manipulador y por tanto todo lo que está diciendo es mentira. Francisco de Asís Molina no ha dejado que se haga nada más aunque le quede por dentro una mínima duda. Y aunque éste último auto suyo arranque diciendo “Se han practicado cuantas diligencias de instrucción se han considerado procedentes para el esclarecimiento de los hechos”. La policía piensa exactamente lo contrario. Nosotros creemos que el juez, impotente, aunque no impide que la policía siga buscando a Marta, ha cerrado deprisa y de un plumazo la última oportunidad de acercarnos un poco más a la verdad.