No es el primer reproche del fiscal al juez del llamado “caso Nicolás”, pero sí el más contundente hasta ahora. Si anteriormente el fiscal se opuso a casi la totalidad de todas las pretensiones de los policías que actúan bajo orden del juez investigando la pieza separada de la grabación al CNI solicitando que se les apartara del caso, ésta vez el fiscal se dirige directamente al juez y con contundencia.
Al fiscal le parece que los investigadores, destituidos por la Dirección General de la Policía y vueltos a colocar al frente de la investigación por el titular del juzgado número 2 de Madrid, se extralimitan en sus funciones. El fiscal no cree en las afirmaciones de estos investigadores sobre que una conspiración formada por otro bando de policías, la propia Dirección de la Policía, periodistas y hasta Francisco Nicolás son los culpables de que se difundiera una grabación con una conversación delicada entre estos mismos agentes de la policía y otros del CNI que ya investigaban a Nicolás antes que la policía. El asunto es peliagudo porque la defensa de Nicolás esgrime una y otra vez como causa de nulidad de todo el proceso esta conversación que a su juicio demostraría que a Nicolás se le investigaba de forma ilegal antes incluso de que lo hiciera la policía.
Por todo esto el fiscal ha vuelto a elevar la voz, esta vez con un escrito dirigido al juez el pasado 8 de septiembre en el que vuelve a pedir que aparte del caso a los investigadores porque estos analizan un delito de revelación de secretos del que fueron víctimas y por tanto existe la posibilidad de que actúen en su propio interés. El fiscal da por probado que los investigadores del caso Nicolás tienen una enemistad manifiesta con el comisario Villarejo hasta hace unos días compañero de la Dirección Adjunta Operativa, justo la persona que según los investigadores estaría detrás de la grabación de la conversación secreta y su posterior difusión. De paso el fiscal recuerda que para abundar en sus tesis los investigadores cruzaron la línea de lo legal abordando al “pequeño Nicolás” en los pasillos de los juzgados sin que estuviera delante su abogado.
Es decir, según el fiscal los investigadores del caso Nicolás debían haber sido apartados del caso porque animados por su enemistad con el comisario Villarejo le podrían estar culpando del delito de la grabación ilegal, y de paso extralimitándose en su investigación metiendo en el ajo a otras personas y otras desavenencias policiales que no tienen nada que ver con el asunto con la intención de reforzar la acusación contra Villarejo, los periodistas y hasta el mismísimo ex jefe operativo de toda la policía.
Así acaba su escrito el fiscal y añade una advertencia “en el caso de que no se atienda esta petición y se acomode la investigación a esos fines se podría producir la nulidad de las actuaciones”.