La difícil tarea de explicar la verdad de las muertes de Albalate
La mujer de José Luis Iranzo está dolida porque el ministro del Interior dijo que se había dado una respuesta rápida con la detención de Norbert Feher alias Igor el ruso. Quizá es una afirmación que sacada de contexto no se entiende con tres muertos sobre la mesa. No fue la frase más afortunada de todo lo que dijo y no debió ser resaltada así porque Juan Ignacio Zoido no parece que quisiera decir precisamente eso, sin más. No es un hombre al que le falte tacto o sensibilidad ante tamaña conmoción. Pero la viuda de Iranzo ha decidido hablar y desahogar su pena, y tiene derecho a interpretar lo ocurrido como quiera. Ella piensa que la muerte de su marido se podía haber evitado. Es lo que pensaríamos todos en su lugar. Y escribe su denuncia en una red social. "Las pruebas de Albalate eran contundentes... y, sin embargo, todos iban a pecho descubierto. José Luis no sabía a qué se enfrentaba". Seguro que no, pero los agentes tampoco. ¿Es un fallo? No sabríamos valorarlo. Lo hechos pueden dar respuestas. El ministro del interior ha intentado explicarse: “Comprendo su dolor porque estuve con ella, pero la Guardia Civil no sabía que se enfrentaba a un delincuente tan peligroso”. Y no miente. La Guardia Civil no sabía que el pistolero que hirió a dos personas diez días antes era Igor el ruso. Analizaban la munición, extraña porque no se usa en España, y de hecho el departamento de Criminalística estaba cotejándola con otros crímenes. No podían imaginar que esa munición de 9 milímetros italiana, que deja unas muescas distintas a la convencional parabellum, pertenecía a Norbert Feher, el hombre más buscado de Italia. (En Italia la parabellum está prohibida para uso particular porque se considera arma de guerra). El caso es que estaba haciendo sus pesquisas, sin saber.
IGOR EL RUSO ERA BUSCADO EN MÁLAGA Y VALENCIA
Los Carabinieri habían avisado en septiembre a la policía española a través de una requisitoria internacional en el que advertían de que Norbert Feher podía estar escondido en Mijas Costa o en Valencia, donde tenía una amiga. Meses antes se había fotografiado en una playa conocida, la Patacona, y había colgado sus fotos en redes sociales. Entonces no se ocultaba y todavía no había dejado su huella de muerte y violencia en Italia. Tras los sucesos del país alpino, en abril se le perdió la pista. Los italianos estuvieron buscándolo hasta que sospecharon que podían haber cruzado a España. Dictaron una Orden de Búsqueda internacional a través de Interpol y cuando tuvieron alguna sospecha concreta decidieron además que un juez italiano hiciera la requisitoria a España. Es una comunicación más concreta en la que además daban varios números de teléfono que podría estar usando el huido. El problema es que la Guardia Civil no sabía todo esto y no ataron cabos cuando disparó a dos vecinos de Albalate el 5 de diciembre. Además, ni Policía, ni Guardia Civil, nadie le ubicaba en los montes de Teruel. Desde esa trágica noche en la que había dejado gravemente heridos a dos vecinos, estaban buscando al pistolero con patrullas reforzadas, de manera que trabajaban de tres en tres, es decir seis agentes juntos. Muchos vecinos les ayudaban a patrullar en busca del delincuente que se escondía en sus masías y les robaba mantas y comida. La viuda insiste en su carta en el peligro que corrieron todos. “…Podría haber sido cualquiera de esta zona... Cualquier vecino... Cualquier niño que acompañase a su padre a ver las ovejas…” Esa tarde Iranzo había estado con los guardias de patrulla, pero cuando acabó subió solo a buscar a su padre a la masía. Se encontró con Feher, que no tuvo piedad ni dudó al apretar el gatillo al verse descubierto. Tampoco los guardias con sus chalecos tuvieron opción. Subieron las tres patrullas alertadas por los tiros que se habían escuchado en el valle. Los dos agentes se quedaron rezagados al ver la pick-up de Iranzo. El resto siguió. No lo vieron venir. Recibieron ocho tiros en zonas no protegidas por el chaleco. Ahora sabemos que el delincuente es de esa clase de criminales para los que la vida no vale nada. De los que disparan primero y luego piensan; Igor el ruso es de los que se comporta como un animal acorralado aunque no lo esté. Vive en tensión permanente, en esa espiral de violencia-supervivencia que cada vez le hace más fuerte y más despiadado. No todos los cuerpos policiales están preparados para enfrentarse a seres tan peligrosos. Se necesita preparación y tensión. Los agentes del equipo ROCA de la Guardia Civil también cayeron en sus garras porque tampoco creían estar ante un asesino como Igor el ruso. Ahora ya lo sabemos. Visto así, y con lo que ahora sabemos, se puede pensar que alguien se equivocó al no enviar antes a los montes de Teruel a la UEI o al GAR, los equipos especiales que fueron enviados cuando disparó y asesinó al ganadero y a los dos guardias. La viuda de Iranzo quiere saber la verdad por su hijo. “No hablo desde el odio ni el rencor... Hablo desde sentir que se engañó a muchas personas... Aitor debe crecer con la verdad”. Tiene derecho a saber la verdad.