Visitamos las instalaciones de la Unidad Técnica de Policía Judicial para que nos enseñen cómo cazan pervertidos en la red. Nos recibe el sargento Corrales del Equipo Mujer-Menor. Lleva muchos años analizando el comportamiento de los pedófilos y pederastas, viendo vídeos terribles de niños y niñas abusados, violados. Le pedimos que nos enseñe alguno de los que han cazado en la última operación. No sabemos lo que nos espera. No somos capaces de imaginar tanto dolor. El estómago se encoge, una nausea se precipita sin control, las lágrimas no nos dejan ver la escena de un bebé sometido por un adulto. Una burrada que no debemos ni queremos llamar pornografía infantil porque así “porno infantil” es como lo llaman los pedófilos que inundan la red y pregonan que no hacen nada malo mirando.
Cómo es posible que alguien disfrute con esos videos. Cómo es posible que haya hombres (casi todos los son) que se masturban consumiendo tanta crueldad. Cómo es posible que alguien tenga que ver esas imágenes para poder luchar contra esta lacra. Le preguntamos qué hace el sargento para no volverse loco, para no desfallecer o salir corriendo ante tanta maldad. Nos acordamos de nuestros hijos y es imposible seguir la entrevista. Tenemos que parar. Mi cámara, no quiere mirar, no quiere grabar aunque yo le digo que desdibuje la imagen todo lo que pueda, que no se identifique nada pero que sea lo suficientemente insinuante para que la gente, a la que vamos a explicarles esto, se revuelva en su casa. Queremos que el mundo se indigne, que sea consciente de que detrás de cada imagen hay una víctima, una violación, el abuso sexual de un pequeño. Y un productor. Es decir, un pederasta, una agresor sexual. Y si hay gente que mira, se perpetúa el delito contra los pequeños. Por eso Interpol, Europol, la Policía, la Guardia Civil, y todas las policías del mundo insisten. Hay que definirlo por su nombre. Sin algodones, sin miramientos. Son imágenes de agresiones a niños y niñas. Son imposibles de ver, pero las consume gente como un funcionario de la diputación de Barcelona que almacenaba 50.000 archivos y que dijo a los agentes que lo detuvieron “soy un enfermo y no puedo dejar de descargarlas en mi ordenador”. También un ingeniero de Logroño que descargaba vídeos 24 horas al día y los clasificaba en 57 discos duros conectados a su ordenador. Fueron cazados junto a otros 100 pervertidos en la operación “Pilumnus” de la Guardia Civil, la semana pasada. Hemos querido saber cómo los encontraron en sus ordenadores.
Utilizan un programa informático de rastreo al que llaman Quijote, implementado por la Universidad de Alcalá. Con el programa detectan firmas digitales y así encuentra en la red oculta (deep web) esos videos que la Guardia Civil ya conoce perfectamente. En el ordenador un indicador de potencia nos muestra bandas rojas y azules que revelan quién acaba de descargar el video, qué video, y qué IP. Las azules son las que delatan al pervertido. Así pueden llegar a la localidad donde se está produciendo la descarga, y hasta el ordenador del delincuente.
Una vez localizado lo detienen y visionan miles de imágenes sabiendo que muchas pueden ser nuevas y no estar fichadas todavía. Incluso pueden ser recién grabadas y producidas por el acusado, como ocurrió en el caso de Baleares que pudieron identificar a 8 víctimas españolas. La mayoría de videos sin embargo están hechos en el extranjero, así que tras identificar el país, por el habla, los rasgos del agresor o de la víctima, se ponen en contacto con las policías de todo el mundo. Antes bucean en el archivo de Interpol. La celeridad pueden salvar víctimas, y en ese listado de imágenes de víctimas de Interpol, otro programa rastreador busca similitudes faciales. Si no las hay, incluyen el nuevo rostro en la base de datos. Si las hay, se comprueba que el niño o la niña no haya sido capturado de nuevo por sus explotadores. El archivo ya tiene 10.000, niños y niñas liberados.
Volvemos al caso de Palma. 8 niños de entre 4 y 14 años cayeron en las garras de un depredador sexual que grababa los abusos sexuales. Y podría haber más. Ahora están investigando las imágenes para identificar a otros niños. El detenido estaba siendo investigado por una agresión sexual a un menor. El juez le ha dejado en libertad, esperemos que reaccione y vuelva a ordenar su detención y la de todos los que le protegen. Porque el que lo hace ocho veces, lo hace 1000 veces. Es una de las mayores operaciones contra la pornografía infantil con más de 100 detenidos en 36 provincias españolas. La Guardia Civil ha retirado de la circulación 450.000 archivos con imágenes de agresiones sexuales a niños e, incluso a bebés, de una crueldad y violencia extrema. No es casualidad que lo llamen operación Pilumnus, El Dios romano, protector de los niños. Como explica el capitán de la Unidad Técnica de Policía Judicial, Carlos Igual. “La cantidad de imágenes y la gravedad, demuestra el interés de los detenidos en abusar de niños”. Otras dos niñas liberadas fueron captadas por la cámara cuando estaban de vacaciones con sus padres, en Canarias. Imágenes de genitales explícitos que podrían estar circulando por la red.
Entre los 100 detenidos hay un universitario que daba clases a niños, un monitor de natación que además hacía exhibicionismo, un padrastro que grababa con cámara oculta a su hijastra, o un padre y un hijo, los dos manejando pornografía . Pero lo mas importante insiste el capitán Igual es que deseaban acercarse a los niños con un solo propósito, si no lo habían hecho ya y todavía no habían sido descubiertos. La comandante Alicia Vicente insiste. “Cuando ya han visto 100 veces las mismas imágenes se aburren y entonces llega el peligro de que de un paso más, que busquen el contacto físico”. Es el caso de otro pedófilo que, además de imágenes violentísimas, manejaba ya el diario del pederasta, una guía que circula en la red para aprender a captar víctimas. La Guardia Civil ha alertado a otros países porque han encontrado imágenes de bebes y niños muy pequeños que con crueldad y violencia obligaban a practicar sexo con animales. Por eso la cooperación internacional es muy importante. Porque detrás de ese medio millón de imágenes incautadas, hay otro medio millón de víctimas .