Una familia de armas tomar
El padre tiene 60 años, la madre 59 y el hijo 29, y los tres se dedican al tráfico de armas. El kiosko que regentaban en la montaña de Barcelona sólo era una tapadera de un negocio mucho más lucrativo y peligroso: la venta en el mercado negro de docenas de armas de fuego. Armas cortas, armas largas, fusiles de asalto kalashnikov o stern, fusiles con mira telescópica, carabinas...todo al alcance de cualquier delincuente con más de 3.000 euros en el bolsillo. Y todavía peor, los detenidos tenían en su poder más de 50.000 cartuchos listo para la venta. Tal y como nos cuentan los que saben de ésto, "disponer de munición todavía es más difícil que disponer de un arma ilegal" .
La policía no llegó a ellos por el olor a pólvora, la investigación arrancó con una primera operación que se llevó por delante a los 18 miembros de una banda de traficantes de droga. Uno de ellos tenía una pistola, y siguiendo el hilo el grupo de policía judicial de Mataró dió con el más jóven de los vendedores. El hijo fue el primer sospechoso, sin ocupación alguna tenía a su nombre todas las propiedades de la familia y además era aficionado al tiro olímpico con amplios conocimientos de la materia. Los suficientes para fabricar la munición por su cuenta con los kilos de pólvora que guardaba y la prensa para rellenar las vainas. Así llegaron los investigadores hasta la casa familiar y un trastero de San Viçent del Horts. Las vigilancias sobre los sospechosos pusieron de relieve la presunta participación de los padres en el negocio y el método habitual de venta. Los delincuentes pedían por encargo, algo concreto, y si estaba en el muestrario se acordaba la cita y la entrega del arma en un lugar previamente vigilado.
Hace unos días los policìas de Mataró pertenecientes a la Jefatura Superior de Policía de Cataluña irrumpieron en la casa. En el trastero del sótano, metidas en grandes cajas de cartón, encontraron las armas embaladas. Muy cerca, en el garaje en el maletero de un coche cajas y cajas de munición. Lo que más les llamó la atención: los silenciadores (o supresores) o el Magnum 44 de Harry El Sucio (smith and Wesson?)...además de 100.000 euros y 600 dólares. ¿De dónde sacaron semejante cantidad de armas? Según los investigadores, algunas las compraron inutilizadas para coleccionar y las volvieron a poner en funcionamiento, el resto en el extranjero. Y todas las compraban atracadores o bandas de traficantes para marcar su territorio con "poderío". Unos y otros se quedaron sin su abastecedor principal.
De hecho, los padres ya había sido detenidos por tráfico de armas hace nueve años, en 2002. Ahora parece que el hijo seguía sus pasos, y como suele ocurrir en estos casos, según los vecinos "eran gente muy normal, nunca tuvimos problema con ellos, la verdad...qué sorpresa!" Más nos sorprende a nosotros encontrar semejante arsenal en un pueblo de Barcelona.