Resulta que en España machacar a golpes a una persona, apuñalarla después hasta romperle el esternón y descuartizar su cadáver no es ensañamiento. No lo decimos nosotros, lo dice el jurado popular que hoy ha declarado culpable por unanimidad a Antonio Gordillo por el asesinato de Laura Cerna en Sevilla.
Han pasado tres años desde que la policía detuvo a Antonio tras el crimen. Intentó exculparse en sus primeras declaraciones y a la tercera confesó, pero no del todo. Antonio sólo admitió que descuartizó y arrojó el cadáver de Laura Cerna al Guadalquivir. Según él y su abogado, Laura le atacó porque él no quería acostarse con ella. Según Antonio, Laura, presa de la frustración se dio golpes contra puertas y paredes, se apuñaló el pecho hasta romperse el corazón y después de muerta se cortó el cuello. Nadie le creyó. Los informes de policías y forenses desmontaron pieza a pieza la ridícula historia y el jurado por unanimidad le condena por asesinato. Serán 20 años de cárcel y sin embargo es un veredicto más agrio que dulce.
La acusación pedía 25 años de cárcel para Antonio por asesinato con los agravantes de alevosía ( la mató cuando no podía defenderse) y ensañamiento. Ahora la pena se quedará como mucho en 20 gracias al jurado popular que ha decidido que no hubo ensañamiento porque el acusaso no intentó deliberadamente hacer sufrir a la víctima cuando la acuchilló. ¿y la paliza anterior? El jurado también dice que Antonio no quiso faltarle al respeto a Laura cuando decidió trocear su cadáver, sólo fue para deshacerse de las pruebas y por eso no hay delito de profanación. Técnicamente el argumento del jurado es correcto, pero cuando la corrección jurídica choca frontalmente con la lógica y la humanidad es que algo no cuadra.
Nos da lo mismo que la decisión del jurado se ajuste a la Ley y que con nuestro razonamiento desatemos las iras de los defensores de la pureza legal. Respetamos la Ley pero a nuestra edad, nos cuesta mucho tragarnos éste sapo tan grande. Aceptar éste veredicto supone aceptar, por ejemplo, que golpear por todo el cuerpo a una mujer de 45 kilos hasta dejarla inconsciente de un tremendo puñetazo en el ojo no es tener saña homicida, es que simplemente salió así. También supone aceptar, que si una vez desmayada, agarras un cuchillo de cocina y le atraviesas el pecho una y otra vez hasta cuatro, con tal fuerza que le atraviesas el esternón hasta romperle el corazón, no es quieras matarla con ahínco, es que querías asegurarte de que está muerta. Y por último, aceptar lo que dice el jurado, supone comulgar con que lo más normal del mundo si un cadáver no te cabe en una maleta, es por supuesto, arrastrarlo hasta la bañera y con el cuchillo de cocina serrarle el cuello hasta arrancarle la cabeza, hacer lo mismo con el brazo, y buscar un par de bolsas de deporte donde sí te quepa el cuerpo entero para no dar muchos viajes al río para ocultar las pruebas. No vaya a ser que te pillen.
Pues Malena y yo no nos lo tragamos, ni lo aceptamos. Y cuando la madre de Laura Cerna al escuchar el veredicto dice "las leyes de éste país son absurdas", nos dan ganas de abrazarla y explicarle que no son absurdas, sino en realidad las leyes son las reglas de un juego para jueces y abogados. Sólo eso, un juego donde cada participante pone en práctica sus conocimientos y también sus trucos. Unas reglas que hacen que con los mismos hechos un juez interprete una cosa y el siguiente decida justo lo contrario, y en el que en demasiadas ocasiones pierden los mismos: las víctimas.
Ya poco nos sorprende desde aquella sentencia que en España no condenaba por ensañamiento a un brutal asesino porque a su mujer la mató la primera de las 20 puñaladas que le dio y por tanto murió sin sufrir...¿Eso quiere decir que como la víctima murió de la primera puñalada no se enteró de las siguientes? ¿se ensañó el asesino de Laura Cerna con ella aunque la matara de la primera puñalada? ¿qué diferencia hay? Pues en España sí hay diferencia. En el caso de Laura Cerna, 5 años menos de cárcel de diferencia.