En un rincón de un almacén del pabellón Satélite contiguo al Madrid Arena. Ahí estaban las cajas con las entradas del Madrid Arena que la UDEV de la Brigada de Policía Judicial de Madrid buscaban sin tregua desde hace tres semanas. Esas entradas cuyo paradero ninguno de los protagonistas de la tragedia acertaba a revelar a pesar de las imágenes de las cámaras de seguridad que demostraban como alguien se las llevó del Madrid Arena esa madrugada poco después del suceso.
No es que se trate de una prueba de cargo, pero a la larga podrían convertirse en uno de los principales indicios si las partes implicadas insisten en culpar al resto de la muerte de cuatro chicas inocentes y las gravísimas heridas que sufrió una quinta. Fuentes judiciales nos advertían que aún no se habían recontado las entradas, precintadas en el juzgado, esperando que alguien confirme que alguno de los números impresos en los boletos supera con creces el aforo o duplica el número de una entrada anterior. Al juez no le sobra ni un sólo dato, y menos después de que la empresa DATO responsable de controlar el número de entradas en las puertas del recinto no arrojara luz en su declaración. Esa es la empresa que supuestamente contrató Diviertt, la empresa de Miguel Ángel Flores, para contar las entradas. Sin embargo DATO cuenta que sólo se dedicó a verificar si las entradas eran auténticas o falsas. Justo lo contrario de lo que aseguran los testigos que cuentan como nadie hizo tal cosa y fueron muchos los que se colaron con entradas falsas.
Quizá ahora mismo Miguel Ángel Flores le esté contando ésto y mucho más al juez durante su interrogatorio en su despacho. El organizador de la tragedia de Halloween tiene que explicar cómo consigue que el Ayuntamiento de Madrid le incluya a pesar de sus deudas en la lista de 12 contratistas preferentes junto a empresas de talla, cómo firmaba contratos de "casi exclusividad" con el consistorio, cuántas entradas vendió, si vendió las 9.000 que dice y por qué sólo cuatro días antes presentó en la documentación que vendería como mucho 6.000. También debería explicar si supuestamente vendió que contrataría a 75 controladores de Kontrol34 y luego fueron diez menos...Pero Flores no es el único que debe explicaciones sobre la muerte de las cuatro inocentes, simplemente es el eslabón más débil. Si simplificamos la tragedia de Halloween nos quedamos con que se utilizó un edificio con deficiencias de seguridad (reconocido por el Ayuntamiento en rueda de prensa), que se superó un aforo sin que los inspectores de seguridad del Ayuntamiento allí presentes lo detectaran, y que finalmente, un botellón no controlado por policía municipal en el exterior del recinto, ni por Seguriber en el interior, acabó por prender la chispa que hizo explotar aquello.
Flores tiene mucho que explicar hoy, sobre todo el trato de favor que recibía del Ayuntamiento de Madrid y a cambio de qué, pero es que el propio Ayuntamiento sale en todas las quinielas. Se supone que cuando su señoría escuche a los responsables de la organización y de la seguridad de la maldita fiesta, llamará a declarar al único concejal imputado hasta el momento. Y de momento, por ser el último ya parte con ventaja por que conocerá con antelación las declaraciones de los que le preceden.