Los tres diarios del ladrón del Códice Calixtino
Con 62 años cumplidos, Manuel Fernández Castiñeiras es un tipo hosco, callado y sobre todo metódico. Siempre lo fue. Y desde hace más de cinco años era, probablemente, el electricista autónomo más rico de España. Su vida era pura rutina. Apuraba sus días atendiendo sus profundas inclinaciones religiosas y sus apaños eléctricos en la catedral de Santiago de Compostela. TODO lo que hacía lo apuntaba con precisión en sus "libros de ánimas", sus tres voluminosos diarios manuscritos que con el paso del tiempo se han convertido en una pieza básica de la investigación sobre la desaparición del Códice Calixtino y el río de dinero que fluía desde la catredal hasta sus bolsillos.
El electricista siempre estuvo nominado entre la treintena de sospechosos que la brigada central de Patrimonio Histórico de la policía y sus compañeros gallegos investigaron desde el primer día del robo del códice en Santiago. Pero como hoy relataba con sorna gallega el comisario Serafín Castro, jefe de la investigación, algo les hizo centrar las pesquisas en "manolo el electricista", Manuel intentaba meses después del robo comprarse un inmueble de 300.000 euros. La operación no llegó a cerrarse pero ya había levantado el interés policial. Además, Manuel tenía un motivo, el litigio laboral con la catedral que le despidió hace año y medio, y su venganza pendiente con su ex-muy-próximo amigo el Deán de la catedral. Sin embargo, Manuel siguió con su rutina, cada día a las 7:30 de la mañana acudía a la catedral a rezar ante la tumba de un canónico antes de desaparecer en su interior, a mediodía un café y por la tarde repetía la operación. La policía ya le vigilaba y así descubrió un pequeño zulo, en lo alto de una torre de la catedral donde "alguien" guardaba material eléctrico y unas llaves con una etiqueta "llaves del archivo" el lugar donde se guardaba el códice desaparecido. "La verdad, nos hizo sospechar, y mucho más cuando comparamos la letra de la etiqueta y vimos que era idéntica a la letra de Manuel" comentaba con ironía el comisario Castro. El hallazgo de las llaves fue en enero, y la policía tuvo una nueva charla con el electricista, una de tantas, "Manolo, has sido tú, tú has robado el códice" y Manuel fiel al estereotipo gallego no decía ni que sí ni que no. "En otra de esas charlas le dijimos, Manuel ¿y si los ladrones queman el códice? y el respondió: no, no que va, el códice no está quemado" . El ladrón se delató por error, "Era un motivo más para sospechar..." afirmaba el comisario Castro, gallego también. Tras los comentarios más literarios del policía se esconde un trabajo de los agentes, más minuciosos incluso que el propio Manuel, que descubrieron como el sospechoso había comprado en 2008 un apartamento en la playa de La Lanzada, y antes otro piso a su hijo justo frente a su casa de la avenida Rosalía de Castro. Los dos pisos los pago en metálico, billete sobre billete. Y parecía difícil demostrar de donde había salido tanto dinero, eso hasta que los policías le detuvieron y encontraron en su casa los tres diarios de Manuel. En los libros, entre las citas para cambiar el aceite al coche o la lista de la compra, el electricista había apuntado al detalle cuanto dinero y de dónde robaba en cada ocasión.
Así fue como conocimos a "Manolo el electrecista" , y así fue como la policía se quedó boquiabierta tras descubrir en sus domicilios cajas, carteras y hasta cubos llenos de billetes pequeños hasta casi sumar 1'2 millones de euros incluídos los de 1 dólar...A Manuel le detuvieron y también a su esposa, su hijo y la pareja de éste último. La chica está en libertad, los demás no. Manuel no quisó decir dónde estaba el Códice Calixtino, y cuando le amenazaron con la cárcel respondió "yo con un rosario y un misal me apaño en la cárcel". Su testarudez no le valió de mucho, la policía encontró el códice al día siguiente en un trastero de Manuel, envuelto en calzoncillos raídos y bolsas de plástico junto a monedas, bandejas de oro, facsímiles de grandes obras y parte de su botín. La conclusión: "el negocio" del electricista era llevarse el dinero de la catedral y el robo del códice sólo fue un acto de venganza que salió del envenenado corazón de Manuel directa hacia el Deán de la catedral. El corazón traicionó al taimado ladrón, eso y la rocambolesca imagen que el 4 de julio de 2011 captaron las cámaras de seguridad de la catedral. La imagen de un atribulado Manuel abandonando el archivo donde se guardaba el códice, caminando con dificultad debido a largo abrigo que llevaba a pesar de ser un caluroso día de verano, Bajo el chaquetón un voluminoso bulto curiosamente de similar tamaño al del códice más buscado de España.
El hallazgo del códice no pone fin a ésta historia de sobresaltos. Hoy, el susto nos lo dió el Dean...¿saben cómo certificó que el Códice Calixtino era el auténtico? El Dean lo ha contado hoy en persona en televisión: muy fácil, porque él había hecho anotaciones ( ¡ literal ! ) de su puño y letra en las páginas de ésta joya del Patrimonio Histórico. También ha dicho que el electricista "robó nuestro dinero"...Y todo ésto, junto a los diarios del ladrón que explican el origen del botín, se traduce en ésta serie de preguntas que seguro tienen respuesta. ¿Por qué la catedral nunca denunció el robo de las monedas, bandejas, costosos facsímiles y otras joyas históricas hasta que desapareció el Códice Calixtino? ¿Por qué la catedral nunca denunció el robo del dinero?¿Por qué tenía tanto dinero la catedral?
No parece que haya motivo para inquietarse. Hoy el comisario Serafín Castro nos ha prometido que más pronto que tarde la policía averiguará el origen exacto del dinero. Lo ha dicho mientras sonreía abiertamente. La sonrisa de un policía y de un gallego que con su trabajo, y el de todos los policías de la brigada central de Patrimonio Histórico y sus compañeros de Pontevedra, ha devuelto a sus paisanos uno de sus bienes más preciados.