Criminalística de la Guardia Civil admite contaminaciones en las muestras de Asunta
El informe definitivo de Criminalística de la Guardia Civil admite que “detectaron una contaminación interna en la que se mezclaban perfiles de Asunta y de los especialistas que intervinieron en el procesamiento de la prueba”. De los estudios de todas las muestras de la niña enviadas desde Galicia, también obtuvieron el perfil genético de Asunta mezclado con el de un varón, aunque aseguran que no coincide con ninguno de los perfiles de la base de datos. Ni es de Ramiro, el propietario del semen que vincularon con la camiseta de Asunta, ni de Alfonso Basterra, su padre, ni del novio de Charo Porto, ni de ningún investigado. El informe, sin embargo, a pesar de admitir contaminaciones no exculpa a Ramiro de haber dejado su semen en la camiseta de la niña. Los investigadores de laboratorio insisten en que la muestra en la que encontraron el perfil genético del colombiano, no está contaminada.
El juez está procesando los datos impactado porque esperaba que el laboratorio diera ya por zanjado el tema para retirar la imputación de Ramiro. El joven pudo demostrar con el posicionamiento de su móvil y con fotografías que la noche que fue encontrado el cuerpo de la niña él estaba cenando con su novia y unos amigos en un restaurante madrileño. Las imágenes fueron subidas a una red social y unos especialistas de Santiago, ajenos a la Guardia Civil, demostraron que no había trampa. Eran de ese día.
La autopsia de Asunta
Asunta fue encontrada boca arriba con una pierna flexionada y el brazo derecho recogido sobre su abdomen, en una ángulo de 90 grados según el acta de levantamiento del cadáver. . Tenía sangre en la nariz, y unas manchas que resultaron ser aceite de palma en su mejilla. Llevaba camiseta blanca y pantalón de chándal azul, estaba descalza.
Valorada con luz forense en el sitio, las forenses apreciaron manchas y escribieron “posiblemente de semen en la región cervical, el hombro izquierdo, en la sisa y la región inferior por debajo de la sisa”. El pantalón estaba mojado. Tenía manchas blancas en un dedo de la mano izquierda y en un pliegue de la mano derecha. Y en el pecho erosiones, escoraciones y alguna contusión… No estaba violada.
A los pocos días las dos forenses le pidieron al juez que solicitara a Criminalística que identificara restos biológicos de las uñas y manos de Asunta, y de las prendas de vestir, en concreto la camiseta para identificar “posibles manchas de semen, saliva u orina”, sin especificar la naturaleza de las mismas. Cuatro días después el juez envió a Criminalística el escrito para que fueran analizadas esas manchas sospechosas y pidió por escrito la “identificación de posibles manchas (semen, saliva, orina….)
El 3 de octubre llego el primer adelanto de Criminalística. Era escueto, y decía que habían encontrado sangre, pero era de la propia Asunta, y entre otras cosas explicaba que en la camiseta había semen de un desconocido, aunque situaba la mancha en la parte delantera de la camiseta, junto al cuello, en un lugar distinto. Cotejado el ADN con el del padre había dado negativo.
Fue una semana después cuando descubrieron que el ADN del semen mezclado con ADN de Asunta, era de Ramiro, un presunto violador que actuó en Madrid y que no estaba en Galicia cuando fue asesinada la niña. El semen de ese violador había sido analizado semanas antes en este laboratorio, por eso cuando creyeron encontrarlo en la camiseta de la niña repitieron el análisis pensando que era una contaminación. Pero a partir de ahí Criminalística entró en una espiral de contradicciones y de informes negando lo evidente. A pesar de que no tenía sentido que el semen de la camiseta no se hubiera traspasado al cuerpo de la niña, y que estaba en un lugar donde antes no había mancha, siguieron manteniendo que ellos no habían cometido un error. Ramiro continúa imputado por el asesinato de Asunta a pesar de no haber pisado Galicia.