El asunto merece recordar una cita que los autores de éste blog repetimos de vez en cuando. Nos la regaló hace unos años Carmen, una veterana policía de homicidios de la UDEV Central, "No hay crimen perfecto, hay investigaciones imperfectas". Se ve que "Angie" desconocía éste aforismo policial. En realidad a "Angie" sólo le interesaba el dinero y vivir una vida de lujo que no podía costearse.
"Angie" se llama en realidad María de los Ángeles Molina. Una mujer morena de 44 años, guapa y extremadamente ambiciosa. "Angie" estaba dispuesta a lo que fuera para seguir al volante de su deportivo Porsche y frecuentar los mejores gimnasios, restaurantes y bares de copas de Barcelona.Su historia documentada judicialmente comienza en la empresa Promotex de Barcelona en 2001, ahí trabó amistad con Ana María Páez durante seis años. "Angie" aprovechó ese tiempo para perfilar su plan al detalle y lo puso en marcha él último trimestre de 2007. "Angie" valiéndose de su trabajo en el departamento de recursos humanos se había hecho con las nóminas, pasaporte y dni de Ana María Páez para suplantarla. Haciéndose pasar por Ana, "Angie" abrió cuentas, suscribió pólizas de crédito y seguros de vida con varios bancos hasta sumar 840.000 euros. En caso de fallecimiento de Ana el dinero lo cobraría como beneficiaria una tal Susana, que no era otra que la misma "Angie" que se hacía pasar por esta tercera mujer tras robar su DNI en una copistería de la Avenida Diagonal de Barcelona. Para recibir toda la documentación bancaria de los 16 créditos y pólizas de vida "Angie" dió el domicilio de una pareja de la calle Balmes ajena a toda la trama.
A "Angie" ya sólo le faltaba rematar el plan asesinando a Ana María Páez, más guapa y mucho mejor persona que ella. Muerta Ana "Angie" sería millonaria. Era el final perfecto para su crimen perfecto. Decidió ejecutarlo en febrero de 2008. Ese mes fue a una casa de prostitución masculina y contrató a dos hombres para que eyacularan en sendos recipientes de plástico por 50 euros. La excusa: era una apuesta de una despedida de soltera. Días después alquiló con la documentación de Ana y con un teléfono que había puesto a nombre de Ana un apartamento para el día el 19 de febrero de 2008 y la invitó a cenar. Ese día, con una peluca negra, se levantó y sacó 600 euros de las cuentas de Ana haciéndose pasar por ella. A continuación "Angie" se fue a Zaragoza por la autopista de peaje pagando con tarjeta para recoger las cenizas de su madre fallecida un año antes. Volvió por la misma autopista pero pagando en metálico para que no constara la hora de su regreso. Esa noche tras la cena con su inocente víctima, la adormeció con algún producto desconocido, la desnudó y le puso una bolsa de plástico bien apretada en la cabeza que selló con cinta aislante en el cuello. "Angie" se sentó a esperar que Ana muriera por hipoxia (falta de oxígeno) y con su cadáver aún caliente le colocó el semen de los prostitutos en la boca y en la vagina. Fue demasiado incluso para ella. "Angie" flaqueó tras el crimen y huyó nerviosa olvidando la peluca negra, y en ella su ADN, en el apartamento a los pies del cadáver de su víctima.
Pero los forenses no se tragaron el accidente sexual que había escenificado la retorcida de "Angie". No, nadie aficionado a esas prácticas de la bolsa de plástico se sellaría la bolsa con cinta aislante. Eso era una muerte segura. Además, de ser así Ana habría alquilado ella el apartamento y no la misteriosa mujer de la peluca negra. Los Mossos de Esquadra del área de investigación tenían claro que había sido un crimen perpetrado por la mujer de la peluca a la que las cámaras de seguridad del banco habían grabado la misma mañana sacando dinero de la cuenta bancaria de Ana María Páez. El rastreo de los seguros de vida llevaron al piso de la calle Balmes donde "Angie" recibía la documentación y de ahí sacaron una factura telefónica con un móvil situado el día del crimen a la hora del crimen en el apartamento del crimen.
Los mossos tampoco creyeron la coartada zaragozana de "Angie" cuando fue a declarar a comisaría como el resto de compañeros de trabajo de la víctima. Los investigadores comprobaron que había estado en Zaragoza pero con tiempo suficiente para volver a Barcelona para matar a su víctima, así que grabaron en vídeo su declaración. "Angie" aguantó el envite pero su mano izquierda le traicionó. "Angie", al firmar su declaración, movía de forma peculiar su mano izquierda. Exáctamente igual que la misteriosa mujer de la peluca negra. Más cerca, resulta que ambas mujeres exhibían una peca similar en la nariz pese a los esfuerzos de maquillaje de la sospechosa. La tenían, pensaron, pero quizá no era suficiente. El estudio grafológico de las firmas de la presunta Ana María que firmó los seguros de vida arrojaron que la letra era...de "Angie". Uno a uno, más de una decena de empleados de bancos, los prostitutos, los de la agencia que le alquilaron el apartamento donde tuvo lugar el crimen, todos reconocieron a "Angie" como la misteriosa mujer de la peluca negra. Incluso un testigo que vio a la auténtica "Angie" recogiendo las cenizas de su madre no dudó en identificarla como la mujer de los vídeos de los bancos. La puntilla se la dió su novio Miguel. La pareja vivía en casa de "Angie" pero el hombre sospechaba y se volvió a su piso. Un buen día sorprendido encontró una carpeta escondida tras el inodoro y en ella toda la documentación de las pólizas a nombre de Ana María Páez y de Susana, las dos suplantadas por "Angie". A Miguel le faltó tiempo para entregar la carpeta a los mossos, los pelos de punta recordando que había vivido bajo el mismo techo de la asesina protagonista de lo que ya la prensa bautizaba como "el crimen perfecto".
Hace unos días vimos a "Angie" mentirle al juez a la cara. Nuestro compañero Oscar Rodríguez nos confirmó que no sirvió de mucho, la verdad. "Angie" conserva su melena negra azabache y la misma frialdad altanera. Es una líder en la cárcel desde marzo de 2008 y seguirá siéndolo los próximos 22 años. Esa es su condena, falsificación de documentos y asesinato. La conocimos el 19 de marzo y a pesar de que en el cuerpo de Ana no encontraron la sustancia que la adormeció antes de que la mataran, los forenses dijeron que de ser volátil habría sido imposible de detectar. Es la razón por la que el tribunal sumó a su condena el agravante de alevosía. "por el perverso mecanismo que utilizó para matar a la víctima, por aprovecharse de su amistad y confianza para asesinarla y por la actuación que desplegó la autora para intentar hacer pasar la muerte de Ana María por un accidente sexual". El presidente de la sala votó en contra de ésto último por considerar que no se podía probar que adormeciera a la víctima, que no había alevosía y por tanto "Angie" debía ser condenada a unos añitos menos. Un resquicio que, sin duda, aprovecharán la asesina y su abogado para recurrir. Sea lo que sea, que todos los crímenes perfectos sean tan poco perfectos como éste y que las investigaciones sean tan laboriosas y brillantes como la que llevó a desenmascarar a María de los Ángeles Molina "Angie".