La última cena de "Nariz Torcida"
Salir a cenar a un restaurante de postín la noche del sábado es un lujo para cualquier prófugo de la Justicia incluso para “Nariz Torcida”. Lo mismo da que sólo te acompañen tu guardaespaldas y su pareja. Tres son multitud para cualquiera, salvo para un capo de la Camorra que figure en el listado de “los más buscados”. Porque “Nariz Torcida” se llama en realidad Vittorio Maglione, el restaurante estaba en Mijas y la cena se celebró el pasado sábado.
“Nariz Torcida” se creía a salvo lejos de los tribunales napolitanos que le habían condenado a 15 años de cárcel por narcotráfico. El capo de 47 años había seguido el patrón de los mafiosos que le precedieron en busca de refugio en la costa española ( “la costa nostra” para ellos y para el periodista Saviano ) . Vivía en una casa de Málaga capital alquilada a nombre de un tercero, se movía en un coche alquilado con documentación falsa de calidad, y se preparaba para tejer su propia red de tráfico de hachís en el exilio dorado. España es desde hace lustros la base en retaguardia de las organizaciones mafiosas italianas, el lugar donde se blanquean montañas de dinero al calor del ladrillo, el refugio para esconderse de la ley o de los clanes rivales.
Probablemente, “Nariz Torcida” recibía un sueldo de su organización cercano a los 3000 euros que pretendía completar con sus comisiones por envíos de hachís. El sábado pasado se decidió a arriesgar y repitió en el restaurante de Mijas. Quizá olvidó que el refugio español ya no lo era tanto, que la Guardia Civil ya le echó el guante al último capo. Le localizaron a pesar de las precauciones que tomaba para hablar por teléfono con su colección de más de treinta móviles y tarjetas diferentes.
A Vittorio los guardias del equipo de huidos de la Unidad Central Operativa le seguían desde diciembre. No entraron en el restaurante para evitar riesgos innecesarios pero al terminar la cena le detuvieron en la puerta. Primero neutralizaron al objetivo más peligroso, el guardaespaldas. Luego a “Nariz Torcida”. El capo llevaba documentación falsa y negó su identidad hasta que le exigieron colaborar en la investigación. Entonces, como todos los que le precedieron, dijo aquello de “¿ustedes no saben con quién están hablando? Soy Vittorio Maglione y ni quiero ni puedo colaborar…” “Nariz Torcida” sabía que la traición la pagarían los suyos.
Hoy Malena y yo nos hemos enterado de que la Guardia Civil le ha entregado en la Audiencia Nacional para su extradición, con él ya son 15 los mafiosos italianos detenidos por la UCO en los últimos cuatro años. Unos cuantos más y España comenzará a dejar de ser conocida como “la costa nostra”.