El juez retira la imputación al tercer sospechoso del caso Asunta
El juez del caso Asunta desimputa al dueño del semen que accidentalmente cayó en la camiseta de Asunta en el laboratorio de Madrid. Tras meses de incertidumbre, investigaciones e informes del laboratorio de Criminalística de Madrid donde se examinó la camiseta, los técnicos de Madrid enviaron un último informe de más de cien páginas en el que admitieron mala praxis. En el auto explica el juez que “ha quedado acreditado que los dos trozos de prenda en los que se halló semen fueron seleccionados con las mismas tijeras que un preservativo utilizado por el hasta ahora imputado, que estaba en el laboratorio por otra investigación”. Además, “dichos trozos no son contiguos y el propio laboratorio en su informe resalta que nos es normal que en una primera serie de recortes no aparezca el semen”. Destaca además el juez que las dos muestras en las que apareció el perfil genético del tercer imputado en la causa pertenecen a dos manchas distintas, y que los recortes efectuados a su alrededor no dieron positivo.
Tal y como les avanzamos el 19 de marzo, el informe definitivo de Criminalística de la Guardia Civil admitía que “detectaron una contaminación interna en la que se mezclaban perfiles de Asunta y de los especialistas que intervinieron en el procesamiento de la prueba”. De los estudios de todas las muestras de la niña enviadas desde Galicia, también obtuvieron el perfil genético de Asunta mezclado con el de un varón, aunque aseguraban que no coincidía con ninguno de los perfiles de la base de datos. Ni es de Ramiro, el propietario del semen que vincularon con la camiseta de Asunta, ni de Alfonso Basterra, su padre, ni del novio de Charo Porto, ni de ningún investigado. Los investigadores de laboratorio insistían en que la muestra en la que encontraron el perfil genético del colombiano, no estaba contaminada, pero lo hacían con la “boca pequeña” . Simplemente podían asegurar que las tijeras y el recipiente utilizado para la prueba, a pesar de ser los mismos en el caso del semen de Ramiro y de la camiseta de Asunta, no estaban contaminados.
El juez procesó los datos impactado porque esperaba que el laboratorio diera ya por zanjado el tema para retirar la imputación de Ramiro. Y pidió a otros técnicos que le hicieran otro informe explicativo que fuera más comprensible para el común de los mortales. Un informe que ha tardado un par de semanas pero que ha sido determinante.
La autopsia de Asunta
Valorada con luz forense en el sitio donde fue encontrado el cadáver, las forenses apreciaron manchas en la camiseta y escribieron “posiblemente de semen en la región cervical, el hombro izquierdo, en la sisa y la región inferior por debajo de la sisa. A los pocos días las dos forenses le pidieron al juez que solicitara a Criminalística que identificara esos restos biológicos y otros de las uñas y manos de Asunta.
El 3 de octubre llego el primer adelanto de Criminalística. Era escueto y, entre otras cosas, explicaba que en la camiseta había semen de un desconocido, aunque situaba la mancha en la parte delantera de la camiseta, junto al cuello, en un lugar distinto. Cotejado el ADN con el del padre había dado negativo.
Fue una semana después cuando descubrieron que el ADN del semen mezclado con ADN de Asunta, era de Ramiro, un presunto violador que actuó en Madrid y que no estaba en Galicia cuando fue asesinada la niña. El semen de ese violador había sido analizado semanas antes en este laboratorio, por eso cuando creyeron encontrarlo en la camiseta de la niña repitieron el análisis pensando que era una contaminación. Pero a partir de ahí Criminalística entró en una espiral de contradicciones y de informes negando lo evidente. A pesar de que no tenía sentido que el semen de la camiseta no se hubiera traspasado al cuerpo de la niña, y que estaba en un lugar donde antes no había mancha, siguieron manteniendo que ellos no habían cometido un error.
El joven pudo demostrar con el posicionamiento de su móvil y con fotografías que la noche que fue encontrado el cuerpo de la niña él estaba cenando con su novia y unos amigos en un restaurante madrileño. Las imágenes fueron subidas a una red social y unos especialistas de Santiago, ajenos a la Guardia Civil, demostraron que no había trampa. Eran de ese día.