"Yo la atropellé...pero no sé qué hacer, necesito un billete, me tengo que ir"
"Yo la atropellé...pero no sé qué hacer, necesito un billete, me tengo que ir". Es la frase que confirmó lo que sospechaba e hizo al testigo salir disparado hasta la comisaría más próxima para descubrir la identidad del hombre más buscado por la Policía y la Guardia Civil de Madrid en las últimas horas.
Eran las 12:20 en la localidad de Pozuelo de Alarcón, en la calle el testigo esperaba una cita con un conocido cuando escuchó la conversación entre dos hombres. El que vestía ropa de trabajo, cazadora azul y gorra de béisbol, visiblemente nervioso, le decía al otro "No sé qué hacer..." , el acompañante respondía "Ya está hecho, entrégate"... La conversación despertó la curiosidad del testigo que ya no pudo dejar de escuchar.
El de la gorra respondió "Pero yo le atropellé..." y su acompañante intentó tranquilizarle de nuevo "Pero tienes seguro"...al ver que no conseguía apaciguar al de la gorra el otro se marchó. El de la gorra volvió a la carga de nuevo, angustiado, agarró su teléfono móvil y llamó desarrollándose la siguiente conversación "Yo le atropellé...Fue esta mañana cerca de la parada...No sé cómo salió...No sé...El parabrisas se rompió...pero no sé qué hacer...Yo necesito un billete...Me tengo que ir...El coche está en el trabajo...Yo dejé el coche ahí...El coche está ahí...Estaba la Guardia Civil...Y los policías y ya estaba muerto.
El testigo no pudo aguantar más y decidió jugársela e intentar sacarle más información al de la gorra de béisbol..se acercó y le preguntó si había tenido un accidente. El otro no le contestó. Le miró fijamente y asintió. Ni una sóla palabra salió de su boca pero mostraba gran preocupación. El testigo lo intentó de nuevo "Si usted ha tenido un accidente hay seguros que lo cubren todo", el otro seguía sin contestar. Ahí terminó la conversación.
El testigo recordaba perfectamente al sujeto de la gorra, "un varón de más de cuarenta años de tez blanca, con barba de dos días y acento argentino o paraguayo". No necesitaba más información, salió disparado hasta conseguir conectarse a internet y buscó si ese mismo día había habido algún atropello en Madrid...y lo encontró.
En Fuente El Saz alguien había atropellado mortalmente a una chica de 17 años y se había dado a la fuga. No lo pensó más y corrió hasta la comisaría más cercana en Pozuelo de Alarcón. Allí lo declaró todo.
La policía reaccionó con igual rapidez, le creyeron y tras avisar a la Guardia Civil que era quien llevaba el caso corrieron juntos al domicilio más cercano al lugar donde el testigo tuvo el encuentro casual que evitó la fuga del presunto homicida.
La Guardia Civil ya había encontrado el coche implicado en el accidente abandonado en el pueblo cercano al lugar del siniestro gracias a las partes que el vehículo, un viejo Mercedes, perdió en el choque.
Los guardias se habían concentrado en el caso y estaban cerca de identificar al conductor pero la rápida reacción de la policía nacional aceleró el desenlace del caso.
Sin embargo cuando llegaron al domicilio del sospechoso sólo encontraron a una mujer que les confirmó que quizá era tarde. El de la gorra de béisbol había agarrado una maleta y se había ido al aeropuerto de Barajas.
Los siguientes minutos fueron una carrera a contrarreloj. La policía avisó a sus compañeros del aeropuerto que chequearon los vuelos a latinoamérica gracias a la descripción del testigo que dibujaba al sospechoso con acento argentino o paraguayo. Tras repasar a toda velocidad listados de varios vuelos, identificaron el de Air Europa que salía a las 23:55 rumbo a Buenos Aires.
Los policías corrieron hasta el finger, el avión salía con retraso, a las 24:10 detuvieron al de la gorra de béisbol dentro del avión a punto de partir. La prisa que no tuvo en socorrer a la chica a la que atropelló no le sirvió de nada.
Hoy pasará a disposición judicial. Y el testigo, seguramente agobiado por la presión de las circunstancias intentará retomar su vida normal. Le serviría de bastante ayuda pensar que gracias a su valor, a su conciencia ciudadana y a su empatía con la víctimas le dará a una familia destrozada la oportunidad de que, sea un accidente o un homicidio imprudente, se haga justicia por el atropello y muerte de su hija de 17 años.