Los atracadores ludópatas de "la banda del Seat Panda"
¿Puede la banda de atracadores más profesional ser a la vez un puñado de frikis de cuidado? Si esta pregunta se le hace a los guardias civiles del equipo contra el crimen organizado ( ECO ) de Cataluña, la respuesta es SÍ. La verdad es que el arranque de la operación ya prometía...Los guardias perseguían a la banda que desde hace cuatro meses asolaba bares, restaurantes y hostales de Cataluña y León. Y cuando consiguen descubrir que su base de operaciones está en un centro comercial de nombre alemán impronunciable ( lo más parecido en castellano sería "guaguau" ) deciden bautizar la operación como "operación ladrido". Claro está que con esos antecedentes rocambolescos lo peor estaba por venir...
Los sospechosos, de nacionalidad albanesa, rumana y kosovar, se dedicaban a asaltar los bares, machacar las máquinas tragaperras y de tabaco y darse a la fuga con el botín en menos de dos minutos. El sargento que dirigía el equipo no salía de su asombro tras confirmar que "para pasar desapercibidos" siempre alquilaban el mismo modelo de coche para desplazarse en sus correrías: el Seat Panda. Un automóvil con personalidad pero nada práctico para huir a toda velocidad de una persecución, o para estacionar un día tras otro frente a un bar sin que te detecten los curiosos. Quizá fuera, se preguntaban los investigadores del ECO de Cataluña, para facilitar su camuflaje como supuestos estudiantes italianos del extrarradio de Barcelona. Pero pronto, otro detalle les confirmaría la particular idiosincrasia de esta pandilla de curios0s delincuentes.
La banda de atracadores se gastaba el botín en tragaperras y casi nunca les tocaba el premio gordo. Se diría que eran una especie de atracadores ludópatas que se robaban asimismo en una suerte de bucle delincuencial. Resulta que reventaban tragaperras, y las mismas monedas que robaban las volvían a echar en otras tragaperras en busca de un premio imposible. Y los guardias, superada la sorpresa incial, seguían a lo suyo. Una investigación difícil. Los delincuentes usaban documentación falsa. Uno de los cabecillas detenido y expulsado dos meses antes, ya había regresado a España con documentación ilegal. Para colmo, la banda la componían 13 atracadores bragados y con antecedentes, lo que entorpecía su seguimiento por número y trucos empleados. Parecía imposible, hasta que la banda de friki-atracadores decidió pelearse. Uno de ellos cogió sin permiso el inhibidor de frecuencias de un compañero, para anular una alarma durante un atraco. "El préstamo" no le sentó nada bien al dueño, que junto a su hermano le propinaron una fuerte paliza a su compinche. La paliza provocó la división de la banda en dos células diferentes más fáciles de vigilar y controlar que la incial de 13 miembros.
Unas semanas después, tras los seguimientos correspondientes, los guardias sorprendieron a los delincuentes en varios pisos de Barcelona, Tarragona y Girona, se esclarecieron una treintena de asaltos, y se les requisó munición, palanquetas y mazas. Ahora los delincuentes más pintorescos están en la cárcel y sus Seat Panda de vuelta en la agencia de alquiler.