El fiscal desmenuza la investigación en 26 puntos que describen cómo los acusados se pusieron de acuerdo para suministrar a Asunta de forma continuada un medicamento que contiene lorazepam. Compraron casi 200 pastillas. Le administraron el potente sedante al menos en cuatro ocasiones que se ha podido demostrar con testigos.
El 21 de septiembre de 2013 los acusados y su hija comieron juntos en el domicilio de Alfonso Basterra. “Puestos de común acuerdo, y con la intención de acabar con la vida de la niña, le suministraron una cantidad del medicamento indicado necesariamente tóxica para posteriormente, cuando hiciera efecto, asfixiarla”.
El fiscal escribe que la niña salió sola de ese piso a las 17:20, para dirigirse al de Rosario Porto a hacer los deberes. “Algo después de las 18:00 horas Rosario, siguiendo el plan acordado con Alfonso, se llevó a Asunta a la finca de recreo de la familia situada en el Montouto, para ello empleó su vehículo Mercedes. Desconectó la alarma de la casa situada en la finca a las 18:33”. Hasta ahí Rosario actúa sola pero en el escrito de repente el fiscal habla en plural, suponemos que Basterra aparece en la finca. Aunque no se explica cómo. “En un momento comprendido entre que fue llevada a Montouto y las 20:00 la asfixiaron por medio de la compresión que le aplicaron sobre la boca y la nariz. Durante el proceso de sofocación sufrió náuseas o vómitos”.
La asfixia y el vómito se sostienen por la autopsia, las marcas en la cara de la niña y el resto biológico que se encontró en la parte trasera del vehículo. Y entendemos que la huella de Rosario en la alarma, su resto biológico en una mascarilla junto a un pañuelo húmedo que Asunta tuvo en la nariz esa tarde, y el testigo que la vio en la finca, señalan a Rosario Porto claramente. Pero lo que ya no sabemos es cómo va a demostrar el fiscal que Alfonso Basterra junto con su mujer asfixió, ató y trasladó el cadáver de Asunta.
Alfonso fue visto con la niña en plena calle poco antes de que se subiera al coche de su madre para ir a la finca. Una conocida es la testigo clave que desmonta a Basterra ya que el padre declaró que después de la comida no salió de casa. Pero lo que se ha intentado demostrar sin éxito es cómo llegó el padre a la finca. ¿En el coche de su mujer tumbado atrás?
Una cosa es creer y otra demostrar. Y lo que no tenemos tan claro es que todo lo que da por hecho el fiscal, se pueda demostrar. A eso jugarán las defensas. Demostrada o no la presencia de Basterra en el momento de la muerte de su hija, la planificación de común acuerdo y la sedación para facilitar la asfixia lo convierten en presunto asesino igual que Porto.
El fiscal pide para cada uno de los padres de la niña 18 años de cárcel por un delito de asesinato con agravante de parentesco.