Según el tribunal aunque la jueza se limitara a cobrar dietas sí tenía amplio poder de actuación como miembro del consejo de Caja Madrid
La jueza María Tardón, ex consejera de Caja Madrid y ex teniente de alcalde de Madrid con el Partido Popular, no podrá juzgar a su compañero Elpidio José Silva en la causa derivada del caso Blesa. Así la jueza que fue miembro del Consejo de Cajamadrid no podrá juzgar al juez que ha procesado al que precisamente fue presidente de la Caja Madrid cuando ella era consejera.
El tribunal otorga la máxima credibilidad a la jueza cuando la citada insiste en que no tomó decisiones de peso mientras fue consejera de la caja. Sin embargo le recuerda que “con independencia de que se limitara a percibir dietas por su cometido, la citada tenía en aquellas fechas amplias facultades de control sobre Caja Madrid”. Además, aunque el tribunal resalta que la jueza abandonó Caja Madrid en 2005 antes de que tuvieran lugar los hechos por los que acusan a Miguel Blesa, sentencia que “eso no desvanece la huella que dejó aquel vínculo inicial ( de la jueza con Blesa ) y lo que es más importante, genera sospechas de pérdida de imparcialidad de la Magistrada”
No respalda el tribunal la recusación planteada por el juez Silva contra el presidente del tribunal que le juzga acusándole de animadversión manifiesta, aunque el juicio contra Silva no podrá reanudarse hasta que se nombre un sustituto para la jueza Tardón.
Son los detalles de un auto plagado de detalles de difícil interpretación. El tribunal no hace un solo reproche a la jueza por no abstenerse de juzgar un caso en el que ella tenía como mínimo una participación indirecta. Al revés, el tribunal cree que el hecho de que Tardón no se abstuviera de juzgar a Silva demuestra que la magistrada no tenía ningún interés en el caso y por tanto no comprometía su imparcialidad. Tampoco deja indiferente que la jueza en su defensa, admita que durante seis años formó parte de un consejo ( con sus sustanciosas dietas ) pero de forma cuasi-decorativa sin tomar una sola decisión de peso.
Resumiendo. El tribunal fuerza los argumentos a favor de la jueza pero finalmente no tiene más remedido que apartarla del caso porque, tal y como admite a regañadientes, “hay que preservar la imagen de la justicia ante cualquier sospecha objetiva de imparcialidad”