No es una agenda. No es un libro de contabilidad. Lo que se encontraron los investigadores de la Unidad Central Operativa entre la documentación incautada a Francisco Granados, tras su detención en la operación Púnica, fue un folio con anotaciones de dinero. En esas entradas y salidas de dinero de un montante aproximado de 2 millones de euros estaban las iniciales de dos personas; JLM y BG.
Durante meses los agentes de la UCO intentaron poner nombre a esas anotaciones. Cruzaron datos, facturas, papeles de la operación Púnica, y llegaron a la convicción de que podría tratarse de dinero “donado” por Javier López Madrid, yerno de Juan Miguel Villar Mir y miembro del consejo de OHL. El receptor sería Beltrán Gutiérrez, gerente del PP, al que podríamos considerar tesorero del Partido popular madrileño. Pero no valen las convicciones o las creencias. Tenían que asegurarse y ahí es donde entra en escena David Marjaliza, el mejor amigo de Granados, y su apoyo en la trama de comisiones que destapó la UCO con Púnica.
Marjaliza es un “arrepentido” más que intenta obtener beneficios contándole todo al juez, Eloy Velasco. Por eso el juez le preguntó expresamente por esas anotaciones en aquella ya famosa declaración de 13 horas en la que “cantó” todas las intrigas que han propiciado la imputación de varios políticos del PP madrileño. Y no sorprendió a los investigadores cuando explicó que JLM era Javier López Madrid, y BG, Beltrán Gutiérrez
A nadie se les escapa que una cosa es suponer que un partido recibe “donaciones” ilegales de empresarios a cambio de tratos de favor, es decir, adjudicaciones millonarias, y otra cosa es demostrar esas transacciones que se suelen hacer en maletines y no deberían aparecer en una contabilidad B. Y esa financiación irregular que “evoca” el folio de Granados, es lo que la UCO buscaba sigilosa desde hace unos meses.
El registro del jueves fue otro más. Los agentes ya habían estado al menos dos veces antes rebuscando sin la prensa presente. Habían logrado avanzar en sus pesquisas sin que se filtrara la información. Pero a principios de esta semana una filtración puso a la prensa, al PP y a todos los partidos, las “orejas tiesas”. También enervó a los investigadores que precipitaron los registros del jueves, silenciosos desde las 10 de la mañana, hasta que e media tarde, otra filtración, nos puso a todos sobre la pista.
Ahora quedan horas de trabajo de filigrana de los guardias del Grupo de Delitos contra la Administración, para poder demostrar cada entrega de dinero y la contraprestación que tuvo a cambio. Podrían estar ante otra trama del 3% parecida a la destapada en Cataluña, con Convergencia. Se parece en parte la forma en la que se ha destapado. En Cataluña otra anotación con cantidades donadas estaba guardada en una caja fuerte, y fue el revulsivo de la operación de la Guardia Civil.
O podría asemejarse a lo que hemos vivido en la Comunidad Valenciana, donde varios hombres del partido, como Alfonso Rus y Máximo Caturla idean, presuntamente, una trama de mordidas y adjudicaciones en la que se reparten los beneficios, y “donan” una parte para el partido (PP). De esa manera lo mantienen contento y se aseguran el apoyo político y la reelección gracias a campañas, financiadas con ese dinero que los empresarios ponen en forma de comisión, a cambio de adjudicaciones a dedo.
Todo lo que está saliendo son años de una forma de hacer negocios y política que ahora intentan limpiar los jueces y las policías. Como algunos empresarios “buenos” han denunciado desde los años de la burbuja de la construcción y la corrupción en los servicios de ayuntamientos y diputaciones: “No se podía conseguir ni un solo contrato sin pagar una mordida”