Antonio del Castillo a las puertas del Ministerio de Justicia atendía a los periodistas que seguimos de cerca su causa, una lucha que tiene como objetivo cambiar el sistema judicial porque según la Asociación Víctimas y Justicia no defiende los derechos de las víctimas. Las familias, desconsoladas, han elaborado un documento de más de 100 páginas basado en las lecciones aprendidas tras los crímenes que les ha tocado vivir de cerca, palos que la vida ha dado a padres, hermanos, abuelos o tíos de adolescentes y niñas asesinadas a manos de pederastas, y de otros jóvenes con el cerebro envenenado por la falta de valores y de límites, y convertidos en asesinos psicópatas. El último de la lista, Miguel Carcaño, se niega a decir dónde está el cuerpo de Marta para evitar que ese cuerpo hable y toda España sepa que no sólo la golpeó con un cenicero, o por qué no, que no fue él solo quien perpetró ese crimen atroz. El padre de Marta sostenía con ansia el trabajo de la asociación de víctimas que iba a entregar al Ministro junto con sus esperanzas de que algo de todo lo escrito cale en los políticos.
El anterior gobierno socialista prefirió esquivar el problema y no accedieron a las peticiones de Antonio del Castillo. Políticos del PP; Trillo, Arenas, Rajoy y Ruiz Gallardón, por ese orden, prometieron la prisión permanente revisable para casos de especial gravedad. Pero al ganar las elecciones, el PP cambió de opinión y resolvió que la “cadena perpetua revisable” debía ser impuesta solo a terroristas: Para explicarlo el Ministro argumentaba que el terrorista cuando mata atenta contra el Estado democrático y lo hace en nombre de una banda armada, El bien jurídico que se quiere proteger es el Estado y eso es, según Ruiz Gallardón; lo que justifica una norma genérica que implica un cambio profundo legislativo. Sin embargo, para los asesinos y agresores sexuales que actúan individualmente tiene que haber, decía, medidas de carácter individual, y planteaba la custodia de seguridad como alternativa, una medida que permite a un juez decidir que un pederasta, por ejemplo, permanezca en prisión después de haber cumplido condena, si valora que no está reinsertado.
Lo que intentan decirnos es que el terrorista cuando mata busca intimidarnos a todos, y el asesino cuando mata no planea ni piensa en minar nuestros derechos, La muerte de una niña solo afecta a su ámbito familiar, explican los políticos. Pero eso es discutible y la prueba es la repercusión que ha tenido en la sociedad el caso Marta del Castillo. La gente se ha rebelado ante las leyes, la impunidad, la falta de instrumentos judiciales para condenar a culpables. El pueblo reclama cambios legislativos que consideran necesarios para condenar a nuevos delincuentes cada vez más jóvenes y mas vacíos de empatía. La gente es consciente de que con condenas poco ejemplares no se consigue disuadir. Y si no se consigue disuadir sus hijos están en peligro. No es demagogia, es lo que sienten. Reclaman para los asesinos el mismo "castigo" que se justifica para los terroristas, Igual que se cambiaron las leyes para invertir el principio de la presunción de inocencia para los casos de violencia machista, los padres de menores asesinados reclaman dureza. Antonio del Castillo respaldado por más de un millón y medio de firmas pide que igual que un terrorista por defecto no saldrá de la cárcel, salvo una revisión favorable de su condena, un pederasta o un agresor sexual, por defecto no salga de la cárcel salvo que un juez lo examine y crea que está preparado. Pero lo que le han ofrecido a Antonio a cambio de la prisión permanente, es la custodia de seguridad, que es todo lo contrario. Por defecto el delincuente saldrá de la cárcel y solo permanecerá 10 años más si un juez estima que sigue siendo un peligro para la sociedad.
No, no es lo mismo aunque Antonio del Castillo explicaba el lunes, para consolarse quizás, que son medidas parecidas aunque los políticos empleen distintas palabras. Pura dialéctica, decía.
Parece más bien cobardía. Los políticos no se atreven a dar el paso porque sería reconocer que la reinserción en algunos casos de pederastia o violación, no funciona. Algo que ya tiene claro la mayoría de españoles. No es lo mismo para una condenado por asesinato y violación que le digan que no saldrá nunca de la cárcel y ya puede hacer méritos para cuando se revise su condena, a que le digan que dentro de quince años o antes estará libre aunque un juez revisará su situación por si encuentra algún motivo de desconfianza que lo convierta en potencialmente peligroso. Moralmente no es lo mismo. Y el peso de la condena que puede hacer que un delincuente se arrepienta y confiese o no, no es el mismo. Policialmente no es lo mismo a la hora de enfrentarse a un detenido incapaz de sentir ni un atisbo de empatía con la víctima. En lo único que se parecen la pena de prisión y la medida de custodia es en que, pasados los años, las dos fórmulas quedan en manos de jueces que podrán fallar en su apreciación, tanto si es terrorista como si es violador.
Antonio del Castillo, que ya lleva la mochila muy cargada de dolor y de frustración, no se va insatisfecho porque Gallardón se leerá sus propuestas. Algunas ya están contempladas en los planes de Justicia, como el proyecto, anunciado también el lunes, de agravar la pena si el asesino oculta el cuerpo, modificando el delito de detención ilegal. Una reforma para muchos ciudadanos necesaria que tiene como objeto frenar la desesperante práctica de hacer desaparecer cuerpos, como se sospecha que ha ocurrido, también, con los niños de Córdoba. Los abogados penalistas ponen el grito en el cielo porque consideran que eso es limitar el derecho a mentir, o no decir la verdad, que tienen los delincuentes para defenderse del peso de la justicia. Pero Antonio del Castillo y los miles de ciudadanos que le arroparon, a él y a su familia, en las multitudinarias concentraciones que recorrieron España, contestan: “Queremos que la mentira grave se castigue, pero no es posible, Pues que mientan lo que quieran, que oculten la verdad, que escondan el cuerpo para evitar condenas mayores, que nos hagan sufrir hasta la extenuación pero, si son descubiertos y se demuestra que son los asesinos, aunque no encuentren el cuerpo, que paguen también por ocultar el cadáver, que cumplan cárcel por TODO”.