Una vuelta en bicicleta
He alquilado una bici. Porque mira que me muevo yo contento por Corn Island con mis taxis a medio euro, pero esto de estar en el Caribe me pide un medio de transporte más salvaje. Más de aventura. Además, el dueño de las casas donde nos alojamos unos cuantos del equipo nos ha hecho un precio muy apañado, así que bicicleta al canto. La idea es poder ir a trabajar todas las mañanas con el viento tropical golpeando mi cara. Ya veremos si es realmente posible o me he creído Alberto Contador antes de tiempo.
De momento, la primera vuelta de reconocimiento resultó un poco accidentada. Una guionista y yo aprovechamos unas horas libres y decidimos dar un paseo por la isla pedaleando. Aprovecho para poner el mapita de la isla, no sé cómo no se me había ocurrido antes:
Pues bien, mi casa está donde pone North End Beach. Desde ahí partimos la aguerrida guionista y yo. En nuestras cabezas, teníamos por delante todo un día de ejercicio y excursión. Horas y horas pedaleando, abriendo caminos inexplorados, descubriendo especies animales nunca vistas, volando hacia la luna como Elliot y ET… Pues bien, llegamos hasta el dibujito de la segunda palmera. Si recordamos que el total de la isla apenas sobrepasa los 10km(2), debemos estar hablando de, no sé, unos quinientos metros. Y tirando por lo alto. Resulta que una de las bicis no estaba en su mejor forma y perdió un pedal a la primera de cambio. Sí, yo tampoco sabía que un pedal podía ser tan importante. En mi cabeza, teóricamente, con un sólo pedal debería ser más que suficiente para hacer girar la cadena y que el mecanismo del vehículo haga todo eso que hace para desplazarte de un punto a otro. Pero ya os digo yo que no.
Así que estábamos parados a los siete minutos de haber salido de casa. Adiós expedición. La ciencia ha perdido para siempre el montón de nuevas especies que íbamos a descubrir. Lo bueno de ser tantos miembros del equipo en una isla tan pequeña y con una sola carretera, es que antes o después pasará algún conocido. Y así ocurrió. Volvimos a nuestro punto de partida remolcados por una Pick Up de Producción. Las Pick Up son estas camionetas típicamente americanas que tienen una cabina delante para dos o tres personas y espacio abierto atrás para llevar cosas. En esta ocasión, las cosas eran dos pobres trabajadores de televisión y sus ineficaces bicicletas.
Total, que el día de excursión se había ido al garete. ¿O no? Pues no, porque decidimos hacer lo que teníamos pensado, pero a pie. A pie con chancla para ser exactos. En Corn Island, cuando caminas por la acera no te cruzas con ejecutivos ni con gente apresurada. Te encuentras con esto:
Una hermosa cabra como la que tienen los concursantes anónimos en la selva. De hecho me planteé la posibilidad de que fuera nuestra cabra y que se hubiera escapado, pero le canté un poco del himno de la legión de Bea, le solté unos improperios en plan Maria José, le hablé con el acento canario de Miguel, le planteé unos acertijos matemáticos como haría Parri y el animal me puso cara de no saber de lo que le estaba hablando. Así que proseguí mi camino saludando como Pippi Calzaslargas al Señor Caballo y al Señor Cangrejo, que paseaban igual que nosotros en esa apacible tarde de mayo. Si en un futuro lejanísimo llegara a instalarse un semáforo en esta isla, a la clásica silueta del peatón cruzando la calle abría que añadir la de una cabra, un caballo, una gallina, un cangrejo, un perro y un gato. Y, ya que estamos, la de un productor televisivo. Que en estos momentos, son todos esos animales los que cruzan continuamente la calle de Corn Island.
Dejando atrás el zoológico, la primera a la derecha, nos topamos con otra visión apasionante. Ésta:
Creo que la foto no puede representar mejor el concepto de selva que todos tenemos en la cabeza. Pues bien, eso está a diez minutos andando de mi actual alojamiento. Igualito que el parque de al lado de mi casa en Madrid. Y es una pena que las fotos aún no capturen audio porque lo más impresionante de todo era el ruido a vida que brotaba de ahí dentro: que si ranas croando, grillos cantando, cigarras chirriando, moscas zumbando, serpientes cascabeleando, mariposas… esto… mariposas silenciosas… Bueno, se pilla la idea. Por cierto, ahora que caigo, una foto que capture audio… es lo que llamamos vídeo, ¿no? Pido perdón por el lapsus. Pero ya se sabe: es tarde, trabajo mucho, hace calor... Vale, no hay excusa. No volverá a ocurrir.
Próximamente en el blog: las primeras fiestas del equipo, el uso de los córdobas, días nublados…