Formar parte del equipo de ‘Supervivientes’ convierte cada día en una aventura. El mundo funciona de otra manera y hasta algo tan rutinario como ir a trabajar se convierte en una experiencia extraordinaria. Mientras en nuestra vida cotidiana acudimos a nuestro trabajo en metro, cercanías, coche o autobús, aquí surcamos en barca diariamente las 10,8 millas naúticas de Mar Caribe que separan el hotel donde vivimos de los Cayos Cochinos. Todo un lujo para los sentidos.
La producción del programa ha construido un muelle en el propio hotel y desde ahí parte cada mañana a las 5:45 -con estricta puntualidad- la barca que nos transporta a las paradisiacas playas en las que sobreviven los concursantes del programa.
El ambiente del muelle antes está lleno de alegría y complicidad entre nosotros. El madrugón pasa a un segundo plano. Allí nos encontramos, principalmente, los trabajadores que vamos al cayo a dar el ‘ídem’ en primera línea de reality: redactores, sonidistas, operadores de cámara e inspectores de playa que somos ya una gran familia.
Apenas ha salido el sol y el muelle es un no parar de actividad: antes de montarnos en la barca debemos cargar en ella todo el material que nos hace falta para un día de trabajo (micrófonos, cámaras, comida para el equipo, tarjetas de memoria, partes de grabación, material técnico…) y luego subir de uno en uno dando un brinco.
El viaje de ida coincide con el amanecer y disfrutamos diariamente de la sensación idílica de ver cómo sale el sol sobre las turquesas aguas de la bahía mientras la brisa matutina nos da en la cara. Cursi pero real.
Pero no todo es tan bonito, ¡ni mucho menos! El viaje de vuelta, que nos pilla con el cansancio acumulado tras una dura jornada de trabajo, tiene lugar cuando el mar está más embravecido. La barca capea las olas con fuerza alcanzando ángulos de 60 grados, los botes que pegamos son de atracción de feria y solemos acabar empapados y chorreantes. El viajecito dista de resultar confortable pero… ¡es tremendamente divertido! *
*Le he leído esta entrada del blog a un compañero y ha exclamado: “¡Será divertido para ti!”.