Solo hay un momento en el que los redactores tenemos contacto directo con los concursantes del programa. Ése es el de la entrevista diaria (el momento de los totales en el argot televisivo o el ‘confesionario’ según la terminología heredada de ‘Gran Hermano’). Al final de cada jornada nuestros robinsones explican a cámara sus sensaciones y opiniones durante todo lo que ha pasado ese día.
Estas pequeñas entrevistas cuentan con una liturgia muy particular: Hay que realizarlas lo suficientemente alejados del resto del grupo para preservar la intimidad de las opiniones de cada concursante, el redactor no puede mostrar su opinión en las preguntas y todos los temas de interés deben figurar en el cuestionario.
Nuestro director siempre enfatiza que estas entrevistas muestan al espectador aquello que no se ve: sentimientos, recuerdos, opiniones no manifestadas… Resulta muy interesante poder llevarlas a cabo porque ayudan a comprender mejor la personalidad de los concursantes y los convierten en, además de protagonistas, narradores de su propia aventura.
La grabación de estas entrevistas requiere la organización de un pequeño ‘set’, una especie de miniplató al aire libre donde se el entrevistador se sienta frente a su invitado ante la atenta mirada del cámara y el agudo oído del sonidista. Hay que buscar, además, un lugar donde el concursante esté bien iluminado pero en sombra, con un fondo que informe que sigue en la playa y , además, protegido de ruidos ‘ensucien’ el testimonio.
Una vez que se acaba la ronda de entrevistas finaliza la jornada de grabación: el equipo de filmación nocturna toma el relevo y redactores, cámaras y sonidistas recogemos nuestras mochilas para volver de nuevo al hotel. Allí nos esperan los guionistas y la psicóloga del programa además del director y del subdirector para concluir la jornada de trabajo con otra de las citas ineludibles de cada día: la reunión de contenidos.