Cosas tontas a las que jugamos algunos trabajadores de Supervivientes
De tanto ir a venir a La Ceiba en taxi, el equipo de Supervivientes ya prácticamente nos conocemos a la perfección cada palmera, cada pulpería (una mezcla de chiringuito y ultramarinos) y cada guijarro que nos encontramos en nuestro camino hasta la gran ciudad. En los primeros viajes íbamos fijándonos en cada detalle, y sólo nos faltaba sacar medio cuerpo fuera y dejar la lengua colgando agitándose en el aire para disfrutar más del trayecto.
Pero hoy, seis semanas y cuarenta idas y vueltas después, el paisaje se nos repite como en una serie de animación de Hanna & Barbera. Así que hay que inventar nuevos entretenimientos para estos viajes. Lo normal es comentar los últimos acontecimientos del concurso (¡vuelven a tener fuego en Playa Uva!, ¡Sonia ha lanzado un vaso de isotónico a Tony!), pero el otro día, un grupo de trabajadores del programa inventamos, en un alarde de creatividad, tres juegos de carretera que nos están solucionando los trayectos desde entonces. Son juegos que están evidentemente relacionados con el reality show que nos traemos entre manos. Y que, como bien escribía un redactor hace dos días, es el más visto de España. Ahí es nada:
Pero basta de presumir. Volvamos a los juegos. Tres guionistas, la minutadora de los leotardos a rayas y un archivador, nos pasamos todo un viaje de vuelta al hotel participando en los siguientes concursos. Que tienen nombres sospechosamente parecidos a ¿Quién quiere ser millonario? Ya veremos si no terminamos vendiendo el formato a alguna productora:
1. ¿Quién recuerda más nombres de concursantes de Supervivientes?
Las reglas son sencillas. Cada participante debe decir el nombre de algún concursante de la edición actual o de cualquier edición pasada. Bueno, no de cualquiera: como somos de un corporativo que tira para atrás, decidimos limitarnos a las seis ediciones con famosos emitidas por Telecinco. Además, hay que recordar el nombre pero también el apellido. Quien no sea capaz de añadir ningún nombre, será eliminado. El primero en abrir fuego fue el guionista de Debate, y la cosa empezó muy fluida con los nombres de esta edición: que si Kiko Rivera, que si Sonia Monroy, que si José Manuel Montalvo… Incluso recordamos los apellidos de la mayoría de anónimos: Diego Durán, Carolina Córdoba, Rosi Arcas… Al fin y al cabo, llevamos seis semanas leyéndolos diariamente en las paredes de las salas de edición:
Después de agotar la edición 2011, la mayoría tiramos por nombres de ganadores: Nilo Manrique, Miriam Sánchez, Mayte Zúñiga… La minutadora y el archivador fueron los primeros en quedarse sin recursos. Un guionista del resumen de La Siete cayó después. Al final, el guionista de Debate (el mismo de los duelos semanales con el dato de audiencia, el Billy el Niño del share) y yo, quedamos enfrentados en la gran final. En la que recordamos nombres de lo más variopinto: Verónica Hidalgo, Aída Yéspica, Rebeca Loos, Pedro Oliva o Miguel Such. Que no se diga que nos somos seguidores del programa.
Tras un duro enfrentamiento lanzándonos nombres el uno al otro, al final fui yo quien se alzó con la victoria. El último nombre que mencioné fue el de Esmeralda Marugán. A esos niveles nos movíamos ya. Si hubiera sido un concurso de verdad, acordarse de la participación de la periodista en 2006 equivaldría sin duda a responder la pregunta del millón de dólares.
2. ¿Quién sabe cantar la música de la cabecera de Supervivientes?
Parece fácil, pero no lo es. Y lo sabemos porque ya hemos estado algún jueves, esperando impacientes a que comience la gala, intentando tararear la musiquita con la que da comienzo el programa. Por alguna razón, la melodía es bastante difícil de recordar. Y no sólo eso, sino que es habitual salirse por peteneras y acabar tarareando otras sintonías.
Aquel día, en el taxi, el juego consistía en ver quién era capaz de tararear la música del tirón, sin equivocarse, y en una sola oportunidad. Yo casi siempre empiezo bien: tan, tan, tan, tan, tan…, pero llega un momento alrededor del quinto tan en el que la melodía se me escapa a Los Ángeles de Charlie. No puedo evitarlo. Al archivador, la minutadora y el guionista les pasa parecido. Una terminó tarareando Piratas del Caribe, otro viró voluntariamente a Se me enamora el alma y el último no recordaba ni la primera nota. Fue el guionista de Debate, cómo no, el único que fue capaz de emular la sintonía a la perfección: tan, tan, tan, tan, tan, tan, TAAAAN… Y es que el truco resulta estar en ese séptimo tan Que es mucho más agudo e intenso de lo que yo pensaba. Gracias a ese truco, ahora ya soy capaz de no entonar Los Ángeles de Charlie La próxima vez que juguemos, gano.
3. ¿Quién puede repetir tres veces el nombre de un redactor?
Pero no el de un redactor cualquiera. Se da la circunstancia de que uno de nuestro redactores tiene un nombre trabalingüístico que ni Pablito el del clavito. Atención: Gabriel Clavero. Leído así no parece para tanto. Pero reto a todos los lectores a decir ese nombre, en alto, tres veces seguidas, sin liarse. Tranquilos que no es Bitelchús y no va a aparecerse a vuestro lado en forma de fantasma juerguista. Nosotros tuvimos que hacer varias rondas hasta que por fin uno de los guionistas consiguió culminar la hazaña. Y no es sencillo. Cuando le conté al mismísimo Gabriel Clavero que habíamos utilizado su nombre como trabalenguas, me reconoció lo difícil que es pronunciarlo. Ahora que lo pienso: ¿será capaz el propio Gabriel Clavero de repetir su nombre tres veces seguidas? Esta tarde, en la reunión, le lanzaré el desafío.