Tal y como se ha podido ver en las últimas galas y debates, los Cayos Cochinos vuelven a estar a merced de las lluvias torrenciales tan típicas del clima tropical. E igual que vemos a Nacho, Fortu, Lola e Isa haciendo frente al temporal, el equipo también debemos adaptar nuestra rutina a los litros de agua que caen del cielo.
Quienes más lo sufren son el equipo que graba a pie de playa, junto a los concursantes. Como os contará Carlos en su próxima entrada, lo que viven redactores, cámaras, sonidistas y equipo de producción desplazado a los cayos es muy, pero que muy, cercano a la experiencia de los concursantes. Quienes trabajamos en hotel, aunque tenemos la seguridad de un techo sobre nuestras cabezas, también vemos cómo nuestra jornada habitual se complica cada vez que llueve.
Lo más obvio tiene que ver, precisamente, con la dificultad de editar material grabado bajo una tormenta. Si normalmente nos llegan a la sala de edición preciosas y nítidas imágenes con buen sonido y unos excelentes partes en papel describiendo el contenido, los días de lluvia todas esas variables se ven afectadas.
Gotas en el objetivo y humedad en la cámara son las complicaciones más habituales a nivel de imagen. En cuanto al sonido, el repiqueteo constante de la lluvia en la lona bajo la que se resguardan los concursantes dificulta mucho la correcta captación de los diálogos. Y los partes de papel en los que yo leo lo que los redactores han apuntado en la playa pueden tornarse en ilegibles si la lluvia ha disuelto la tinta o ha deshecho la mitad del folio.
Lo mejor de todo es que, a pesar de las inclemencias, siempre logramos sacar adelante el trabajo. Los cámaras se ocupan de secar el objetivo cada vez que pueden, algo que hacen en el preciso momento en que los concursantes se callan para no perder ni una palabra de contenido. Los sonidistas al final se las ingenian para, haciendo malabares, colocar adecuadamente la pértiga lo más cerca posible de la boca de Isa Pantoja de tal manera que podamos entender lo que dice y añadir un subtítulo si es necesario. En cuanto a los partes, varias veces hemos tenido que rearmarlos como si fueran un puzzle. Para los casos más extremos en los que apuntar se hacía completamente imposible, contamos siempre con la inestimable ayuda de los minutadores, que revisionan el material grabado para obtener un parte nuevecito y seco.
A un nivel más cotidiano, estas trombas de agua que estamos experimentado a diario desde hace unas semanas están convirtiendo cada pequeño desplazamiento, incluso dentro del hotel, en verdaderas expediciones contra los elementos. Además de provocar un crecimiento de la población de sapos que convive con nosotros:
Basta con tener que moverte de casa a la sala de redacción, y enfrentarte a cinco minutos de camino sin techo, para llegar a la reunión casi tan empapado como si hubiéramos venido nadando desde Cayo Paloma. En esas reuniones es habitual que los redactores lleguen empapados de su desplazamiento en barca, pero estos días también los guionistas, e incluso el subdirector y el director, aparecemos mojados como perros callejeros.
El otro día el director tuvo que hacer la reunión descalzo mientras secaba sus pantalones y zapatillas a golpe de secador, secador del que afortunadamente dispone el baño de la habitación que hemos acondicionado como sala de redacción. Al mismo tiempo, los redactores nos ponían al día de la actualidad de los cayos envueltos en toallas. ¡Una reunión así sólo puede tener lugar en 'Supervivientes'!