La total entrega
Hay gestos que hablan a gritos. Hay cuerpos que logran reflejar a la perfección el estado de ánimo de sus dueños. Suele ocurrir cuando las personas se enamoran y pasan a vivir en una dimensión nueva que los transforma. Esta fotografía representa, para mí, la total entrega. La hice un día de este verano andando por el borde del mar en uno de los recorridos del Cami de Cavalls (camino de caballos) tan apreciados por todos los que amamos el senderismo en Menorca. Creo que no me equivoco si os digo que este camino, que recorre toda la isla, es único y se ha conseguido tras muchas luchas, reuniones y tensiones. Ha vuelto a la vida después de pasar muchos años interrumpido, roto y en mal estado. Hoy podemos recorrerlo entero, abrochado, podríamos decir y se suele hacer por etapas. “La guía del Cami de Cavalls, 20 itinerarios para descubrir Menorca”, es el perfecto manual para disfrutarlo; un libro que os recomiendo efusivamente.
En una mañana muy calurosa de este mes de agosto que ya se nos va, encontré en la más absoluta soledad de una playa perdida esta imagen que no resistí captar. Si se acerca la fotografía, si se utiliza el zoom, se puede casi escuchar la respiración relajada de los amantes. Si se acerca se puede oler el mar, la sal y casi las feromonas de un hombre y una mujer que viven momentos plenos. Eso al menos supongo yo. Quizá alguien más realista o menos romántico diría que sucede todo lo contrario: que se encuentran así tras haber discutido amargamente y descansan porque no se aguantan más. Yo me decanto por la felicidad, la felicidad que hablan sus brazos, sus pies su estómago y todo lo demás. El disfruta boca abajo del calor de la arena que le acaricia a través de esa tela naranja que imagino de algodón suave, de un algodón indio ya gastado.
Vivir una historia de amor en verano es un regalo de los dioses. Ya llegará el invierno, ya llegarán las nubes grises, las incomprensiones, los alejamientos. Esta foto habla, para mí, de esos principios que están llenos de ternura, de entrega, de dar lo mejor de uno mismo; están llenos de esperanza de ver en los ojos que te miran la certeza de que esta vez no fallará.
Estoy segura de que ese día se bañaron juntos en el mar que les esperaba a sus pies, que se abrazaron en el agua salada, que se besaron y se reconocieron como si un milagro les rodeara. Ese día no debieron sentir la prisa; ni siquiera el hambre ni la sed. Ese día era de su total propiedad.
Espero que si se reconocen no les importe que les haya robado un instante tan bello ni les moleste que me permita interpretar sus sentimientos. Lo hago como homenaje a las parejas que se descubren y se gozan, que nos llenan de envidia a las personas que no vivimos esos momentos en estos días y que los echamos tanto de menos porque sabemos que no hay felicidad parecida. Gracias por dejarme usaros para soñar.
Hoy cumple mi madre 85 años. Acabo de hablar con ella y he escuchado su voz con la misma fuerza de siempre, con la misma ilusión de siempre. Estaba poniendo la mesa para que fueran a comer los miembros de la familia que siguen en Esplugas en este final de verano. Somos tantos que habrá tenido que poner una mesa grande. La he sentido feliz y eso es lo único que me importa. Si alguno de vosotros cumple hoy años, os mando como a ella amor del bueno.