Esa sonrisa

telecinco.es 24/10/2013 14:38

Cuando la directora de la web de Telecinco, Ana Bueno, me convenció para que echara a andar este blog, me aseguró que lo que ella quería era que hiciera lo que quisiera, que utilizara la fórmula que mejor me viniera, que escribiera sobre cualquier cosa que hubiera llamado mi atención o me hubiera hecho pensar y quisiera compartir con la gente. Han pasado los años y hemos estado muchas veces juntos y hemos compartido nuestros pensamientos, los vuestros y los míos, con mayor o menor acierto. Siempre he dicho lo que quería decir y siempre he escuchado lo que me decíais. Sin embargo hoy me cuesta y me duele ponerme a escribir. Quiero hacerlo porque así lo he hecho con cientos de cosas, gestos, palabras, opiniones, fotos...pero hoy si tengo que ser honesta, nada me hiere y me paraliza más que esa sonrisa.

Es la de una mujer que ha pasado 26 años en prisión. No ha vivido un solo día de esos años fuera de la cárcel. El régimen establecido, al parecer, ha sido el más severo. Fue condenada a decenas de años de cárcel como responsable de 24 asesinatos con el “comando Madrid” que todos recordamos con sangre y dolor en la memoria. La historia la conocemos, la recordamos y por eso nos sigue costando aceptar que haya sido liberada. Cuesta admitir que el sistema democrático le ha permitido hacer valer sus derechos y ser puesta en libertad, pero así es y por lo tanto esta mujer de 53 años ha vuelto a su casa.

Digo que me cuesta escribir porque todas las palabras están teñidas de dolor y recuerdos de sus víctimas. Todas las palabras me conducen a las familias de los que ella asesinó, a todas las personas que no han podido aun recuperar el equilibrio perdido en nombre de unas ideas que millones de personas no podremos entender jamás.

Pero hoy ha sido esta fotografía la que me ha frenado en seco. Su sonrisa dulce, tranquila, armoniosa, la que me ha colocado las manos en el teclado y me obliga a reflexionar.

Si esta chica de Tafalla, del pueblo de la familia de mi madre, sonríe así, es porque es feliz. Los que no la entendemos es porque no tenemos capacidad para entender su felicidad. Nos parece que el paso de los años encerrada cumpliendo su condena, le debería haber tenido que ayudar a mirar a la cara al horror que había provocado y no sonreír. No parece que así sea.

Aunque tampoco quiero adelantarme a lo que vaya a ocurrir: Inés del Río, Inés como mi hermana Inés, mi queridísima hermana pequeña de la que tan solo el nombre tienen en común, puede hacer como han hecho otros y pedir algún día perdón a todas las personas a las que ha destrozado la vida. No sería la primera vez. Cuando otros terroristas de ETA se han decidido a dar ese paso, muchas personas hemos escuchado con respeto sus palabras aunque otras muchas no hayan querido tenerlas en cuenta jamás.

Inés del Río, la mujer de la fotografía, estará sintiendo en estos momentos todo el apoyo y la solidaridad de su familia, sus amigos, sus colegas y todos aquellos que siguen pensando que los presos de ETA deben ser liberados para que llegue la paz.

Ella sentirá que la reciben con amor, con respeto. No tendrá sitio para cuestionarse nada más: ha pasado 26 años y tres meses encerrada entre unas paredes que le permitían pensar y mirarse al espejo del horror provocado. No sé si lo habrá hecho pero sí estoy segura de que en estos momentos su cabeza no tendrá sitio para otra cosa que no sea compartir la felicidad de su libertad.

Pero yo quiero alejarme de ella y acercarme al corazón de los que sienten que se han hecho las cosas mal. Quiero decirles, una vez más, que para mí ellos siguen siendo lo central, lo más importante. Aun sabiendo que se han cumplido las leyes y que la decisión de Estrasburgo es indiscutible, quiero abrazarlas y hacerles llegar una vez más mi absoluta solidaridad en su dolor.

Admiro de tal forma su comportamiento, su mesura, su respeto a la ley, que por muchos años que pasen, jamás lograré hacer justicia con cada una de ellas; solo podré, como hago ahora colocarme a su lado y volver a repetir: sois el mayor ejemplo de dignidad que hemos conocido en nuestro país.

PD: Aunque aún no lo he leído creo que este libro del que hablan en varios periódicos desde hace varios días, es un complemento muy interesante a mi post de ayer. Esther Pascual ha coordinado un extraordinario trabajo de mediación del que podéis informaros en el resumen que publicó El Correo, el pasado día 10, y que hoy sábado publica El País.

Dejo aquí mi más profundo agradecimiento como ciudadana de un país que ha sufrido tanto el horror del terrorismo, a todas las personas que se han atrevido a caminar por una senda estrecha y sumamente difícil para llegar a sentir algo de paz. Su perseverancia y su humildad son un extraordinario ejemplo para todos los que, como me ocurre a mí, se interesen por ello.

Este es el libro del que os hablo.