Qué será de ti...
Todas las mujeres que tenéis hijos os reconoceréis en esta foto. Solo vosotras entenderéis la conexión extrema de estos dos seres humanos. Podría leer el pensamiento de ella: “Qué va a ser de ti, mi niño. De dónde voy a sacar las fuerzas para darte la vida que mereces.”
Es una madre joven, pero ya ha aprendido de la huida y el terror. Sabe con certeza que ese pequeño va a sufrir y que ella tiene pocos recursos para evitarlo. Su mirada es de entrega, de vivir el instante y poco más. Se sujeta la frente mientras su boca acepta el dedo del pequeño que le transmite toda la fuerza que necesita para seguir viviendo. La madre y el hijo están envueltos en una burbuja de amor que les sostiene frente a la agresión y el miedo.
El bebé parece herido en una mano, la izquierda. Lo supongo en uno de esos hospitales móviles que las organizaciones de ayuda humanitaria levantan para las emergencias en países en guerra. Ella pensará que ha tenido suerte de que lo curaran y le acostaran en un camastro. Es una de tantas madres que arrastran heridas profundas en el alma, pero que nos enseñan la calma de su impotencia; no le está permitido más.
De rodillas, solo puede ofrecerle calor y cercanía; si tiene suerte alguno de esos médicos le ayudará a sanar las heridas, pero confía poco en que lo alimente y le facilite una vida con futuro.
La mirada de esta madre habla de desgarros y esperanza. La camilla recuerda a los campos de batalla, los pañales de dibujos y colores a unos grandes almacenes, las mantas y las toallas viejas, a cualquiera de los tantos campos de refugiados.
Empezaba diciendo que todas las madres estáis en esta foto. Me gustaría que fuerais vosotras las que añadierais palabras a este breve texto que hoy os dejo. Podría escribir miles de frases hasta quedarme seca, pero sé que ninguna podrá superar las que escribáis quienes tenéis hijos y habéis experimentado esa unión de dos almas que se reconocen y se reconfortan.
Me gustaría mucho, madres y padres, leer vuestros pensamientos en nuestro Bolo.