Un regalo de Reyes llegó a mi casa
No sabía ni quién era. Cuando me propusieron colaborar en un nuevo programa que se iba a hacer en Cuatro para apoyar la adopción de perros, contesté que no me veía la persona idónea. Me dijeron, para convencerme, que lo iba a presentar un tal César Millán pero a mí ni me sonaba ese nombre. Les agradecí la oferta y me paré unos minutos a pensar en personas que sí pudieran colaborar con esa causa que, por otro lado, me parecía encomiable.
Pasaron las semanas y una noche, por casualidad, me topé con un programa en Cuatro que se llamaba “El Líder de la Manada” ahí estaba el famoso entrenador de perros que yo, en mi total ignorancia, no conocía. Necesité muy pocos minutos para decirme a mí misma: ¡vergüenza te debería de dar! Confieso que sus ojos me capturaron sin remedio y como si el perro fuera yo, no logré despegarme de esa pantalla hasta que terminó. Como me supo a poco entré en la web de Cuatro y me tragué sin descansar los capítulos que ya habían sido emitidos. Esa noche me dormí a las tantas completamente abducida por este mejicano conocedor del alma humana y capaz de educar al perro más complicado tras hacerlo previamente con su dueño.
César Millán ha sido, o mejor dicho, está siendo una escuela para mí. De él he aprendido la importancia de controlar y dirigir la energía de las personas, he aprendido cómo hay que tocar para calmar, eso que siempre he hecho por puro instinto; me ha enseñado a mirar, a hacerme respetar y a respetar el espacio de quien está enfrente. César Millán es una mina de oro para cualquiera que le interese comunicarse mejor con cualquier ser vivo.
Esta noche de Viernes, cuando los Magos de Oriente ya habrán dejado la península y estarán volviendo a sus hogares, he vuelto a disfrutar de la sabiduría, la empatía, la capacidad de compasión y la inteligencia de César. Comprendo que haya personas que sueñen con llegar a conocerlo; personas que le pidan que les ayude a educar a sus perros imposibles; que se dejen aconsejar a la hora de adoptar un animal que está resabiado y que en sus manos se convierte en válido para la convivencia.
Esta noche este hombre sabio se ha emocionado cuando una mujer le ha dado las gracias por haberla ayudado a salir de una situación vital muy difícil; le caían las lágrimas y él no evitaba llorar, hasta eso habla de su poder sobre las emociones porque no se trata de ahogarlas sino de encauzarlas.
Felicito desde este rincón de Internet a las personas de Cuatro que han hecho posible este programa. Agradezco a la productora que lo realiza y espero que dure muchas semanas aún.
Es tal el placer de ver cómo este hombre ha sido inmensamente feliz rodeado por 85 perros abandonados en una perrera de la sierra de Madrid y perfectamente atendidos y cuidados, que deberíamos poder tenerlo entre nosotros por mucho tiempo. Contagia los mejores sentimientos: solidaridad, curiosidad, afecto, respeto, compasión y cercanía hacia los perros a los que conoce profundamente y eso llega a influir en las propias personas.
Quiero terminar diciendo que cada ser humano que aparece el “El Líder de la Manada”, cuidadores, dueños de perros, aspirantes a adoptarlos, a apadrinarlos, todos merecen mi más absoluto reconocimiento y agradecimiento: sois una lección de vida impagable. Gracias de corazón.
P.D. Me gustaría que César Millán perdonara mi ignorancia y aceptara esta fotografía que es la pura imagen de la ternura, como regalo de Reyes que sus Majestades han dejado en mi casa para él.