No se me puede dejar sola en un escenario
Acabo de salir del plató de Fama He ido, para los que no lo hayan visto por la tele en directo, en Cuatro, a buscar una cinta grabada por los chicos.
En estos momentos, en el 24 horas desde Guadalix, veo ya a los concursantes de GH ensayar la coreografía que tendrán que bailar para pasar la prueba de esta semana. Es emocionante ver como dos programas se intercambian pruebas e imágenes; lo es porque nunca antes se hubiera visto algo así si las dos cadenas no hubieran pasado a ser hermanas. ¡Podremos inventar tantos encuentros!
El miércoles, pasado mañana, los concursantes habrán tenido que aprender todos los pasos de baile que están viendo en estos instantes y demostrar que en 48 horas son capaces de bailar lo más parecido posible a los bailarines de Fama. No es fácil pero les va a venir muy bien.
Cuando las relaciones en la casa no pasan por el mejor momento; cuando algunos ni se dirigen la palabra, no les va a quedar otra que acercarse e incluso abrazarse como Lola, la directora de la Escuela, ha pensado para ellos. Primero se tendrán que organizar, ponerse de acuerdo y más tarde ensayar hasta agotarse. Esto les hará entender lo duro y difícil que es bailar cuando te marcan el camino. Bailar por libre es fácil, hacerlo siguiendo las trazas que te obliga la Jefa, es otro cantar. El miércoles será el día D y el Jueves lo llevaremos a la Gala.
La vida en la casa de Fama está cargada de esperanzas y vocaciones que quieren abrirse un camino en la danza. Hoy he conocido a un grupo de chicos y todos llevan en sus caras la marca de una vocación. Uno de ellos se abrigaba por la fiebre que no le había permitido participar en este baile de intercambio; otros hacían demostraciones de su poderío y otro más nos emocionaba a todos por su valor. En su camiseta blanca había escrito: “ALEXANDRIA, descanse en paz” . Le he preguntado qué significaba eso y nos ha contado que el último día de los castings para entrar en el concurso, su hermana, sólo un año mayor, una chica de 22 años había muerto de un infarto repentino. Sus padres, destrozados, le animaron a seguir y no perder esta oportunidad de hacer lo que siempre había soñado: bailar. Qué fuerza hay que sentir para no romperse y desmoronarse tras un golpe semejante. Cuánta ayuda deberá recibir de sus compañeros y cuánta podrá pedir a esa chica tan joven que le observará desde donde esté mientras sus padres hacen de tripas corazón para no impedir que este chaval siga su camino...
Fama es una escuela de vida y hoy lo he podido comprobar.
Fama es el lugar de trabajo de muchos compañeros que han pasado por el equipo de Gran Hermano y que hoy he vuelto a abrazar tras meses sin vernos.
Fama tiene poderío y lo demostrará. Gracias a todos por este intercambio y por la oportunidad de hacer lo que me ha dado la gana en un escenario que domina Tania Llasera como maestra de ceremonias. Lo dicho: no se me puede dejar sola.