El mejor rato
Hace años que me pasa pero nunca se lo he agradecido. Hace años que disfruto de cada línea del suplemento dominical del diario El País: EPS, el País Semanal. Hoy sentada en una mecedora como la de la foto y frente a un fuego parecido, he devorado cada una de sus páginas y quiero darles las gracias.
Todo me ha interesado: desde la elección de las cartas al director al artículo de Javier Marías.
El análisis brillante y sorprendente de Juanjo Millás de esa foto que atrapa y te obliga a mirarla como él quiere.
La lucha impotente y desesperada de Jan Karski, testigo del exterminio judío en Polonia. Julia Luzán le lleva de la mano y nos ayuda a entender cómo pudo ser que seis millones de judíos fueran exterminados sin que nada se hiciera para impedirlo.
Este hombre, al parecer, lo intentó todo, habló con todos y solo logró entender que esa monstruosidad fue posible porque: “Fueron abandonados. Ahora muchos gobiernos y la Iglesia (católica supongo) dicen: intentamos ayudarlos...pero nadie hizo nada”. Compraré y leeré su libro: “Historia de un Estado clandestino” escrito en 1944 y editado ahora por primera vez en España por la Editorial Acantilado, una magnífica editorial.
Sigo leyendo y descubro enseguida que el talento no es cuestión de genes, y me sorprendo, y sigo leyendo. Gaspar Hernández, autor de este reportaje, cita en su primera línea a Mario Vargas Llosa. En su discurso de aceptación del Nobel – discurso que os recomiendo que leáis si no lo habéis hecho – dice: ”Flaubert me enseñó que el talento es una disciplina tenaz y una larga paciencia” Interesante. De esa forma el talento se hace más justo. Si de lo que se trata es de dedicar tiempo, de ser tenaz, los que logren éxitos se los habrán merecido, no los habrán heredado.
Este es uno de esos reportajes que te hace tomarte en serio el trabajo, el esfuerzo. “Si me lo curro, lo lograré” y a mí eso me gusta, cuesta, pero gusta. Lo decía Dámaso, nuestro concursante expulsado de la casa de Gran Hermano el Jueves pasado “la vendimia es un trabajo muy duro pero da satisfacción ver el resultado, te hace olvidar lo que has sufrido para lograrlo”
En este trabajo nos dicen que “no hay ninguna célula que posean los genios y que no tengamos el resto. La diferencia es trabajar más que los demás” . Estas palabras me recuerdan a José Mª García, Butanito, siempre que le preguntaban cuál era el secreto de su éxito decía: “habré trabajado media hora más que los demás”.
Y sigo leyendo y tomo la decisión de ir a San Petersburgo; no sé cuando pero iré. La entrevista de Jesús Ruiz Matilla al director del Museo Hermitage es definitiva. Es una entrevista en la que, extrañamente, me interesan tanto las preguntas como las respuestas; no suele ocurrirme casi nunca.
Pero para mí la estrella de este suplemento es el trabajo de Carlos Arribas. El ciclismo desde el pelotón. No quiero estropearlo contando nada, tenéis que leerlo y disfrutar cada una de sus líneas, cada una de sus fotos. Reconozco que tengo debilidad por este periodista y que me gusta el ciclismo pero es que emociona tanto su cercanía, su mirada diferente...
Por culpa de Luz Sánchez-Mellado me escaparé al Museo Thyssen el primer momento libre que tenga a partir del próximo 8 de marzo. No me perderé la exposición “Heroínas”, ni vosotros deberíais hacerlo.
La perfección llega al final: Almudena Grandes y Javier Marías. Almudena despide en carne viva a una amiga que muere de cáncer de páncreas. “Las personas dignas de amor sobreviven a la muerte en la memoria de quienes las han amado”. Javier se desespera ante la plaga de impunidad. Anuncia que su nueva novela “Los enamoramientos” recorre esas impotencias. Me temo que le entenderemos muy bien.
Pues se trataba de esto: de dar las gracias a un grupo de periodistas, de compañeros, que me han acompañado junto al fuego, en mi mecedora, mientras sonaba “el clave temperado”, esa música insistente, que nunca termina, que siempre vuelve a empezar. Así, como si de Bach se tratara, cada semana espero este suplemento y cada semana me enseñan algo que merecía la pena saber o ir a buscar. Era hora de daros las gracias por haber vuelto a hacerme pasar, el mejor rato.