Felicidad y emoción

telecinco.es 02/07/2012 10:51

Hoy no queda un rincón para añadir algo más a todo lo que hemos visto y oído. Hoy es día de celebrar y día de reconocer el trabajo bien hecho. Nuestros jugadores han dado una inmensa lección de fútbol pero, también, de educación, de cultura y de emociones. Han sabido reconocer al perdedor y compartir su victoria hasta el extremo. Vicente del Bosque se me aparece a mí como un grandísimo profesor que educa a su equipo en la globalidad de la vida y eso se ve, se observa en miles de detalles.

Hoy mi foto es la que más me ha gustado de todas las que me han enviado durante esta Eurocopa de oro. No soy muy aficionada a las banderas, me dan hasta cierto miedo pero hoy esta es de todos nosotros y ondea en el corazón de Europa.

Además comparto con todos vosotros un texto que me envía mi hermano José Mª. A él se lo ha hecho llegar un gran amigo común: Quique Sentís, psiquiatra, contador de chistes, socio de nuestra +BERNAT y actor. Tal como me llega, os llega. Sacad vosotros las conclusiones. Supongo que entenderéis por qué nos hace tan felices, a los 50 socios que ya somos, pertenecer a este rincón mágico de la calle Buenos Aires 6, en Barcelona, donde los libros alimentan el alma y los panes viven entre ellos.

Gracias futbolistas, a todos los que habéis hecho posible tanta felicidad; gracias Mister por eso y por mucho más.

Medio pan y un libro

Alocución de Federico García Lorca al Pueblo de Fuente de Vaqueros (Granada). Septiembre 1931.

"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.

El texto “medio pan y un libro” fue recuperado por el poeta Juan de Loxa que lo publicó en la colección a su cargo “La Fuente”, editada por la Diputación de Granada