Nada ejemplar
Han intentado parar la foto. Han bloqueado o se ha bloqueado, por avalancha de visitas, la web de los safaris. Nada han conseguido: Internet es el mejor antídoto contra la censura. El Rey Juan Carlos, con un rifle en la mano, aparece, en esta fotografía que ya conoceréis todos, junto a un elefante muerto que han apoyado en un árbol. La fotografía me resulta obscena. La cabeza del elefante, su ojo, su colmillo, su trompa retorcida son denunciables. Ese animal fue abatido a cambio de varios miles de euros en un safari en África. Al parecer el lugar es Botswana.
Botswana se independizó en 1966 del Reino Unido sumido en una pobreza generalizada. Hoy, lo podéis leer en Wikipedia donde lo acabo de leer yo, su situación ha mejorado mucho. Sufre paro: 20% de la población, menos que nosotros. Tiene un sistema de educación libre, universal y gratuito. Parte importante de su población sufre infección por VIH en forma elevada pero, los medicamentos, son ofrecidos gratuitamente a los ciudadanos.
Es un país que ocupa parte del sur de África y que, en la actualidad, crece de forma importante: 9%. No os voy a hablar de ese lugar que debe ser bello, formado por desiertos y cuajado de animales. Ni siquiera voy a hablar de safaris donde se paga por matar a esos animales. Solo quiero expresar mi condena, mi estupor ante la fotografía que hemos conocido hoy.
Seguro que habrá un número de españoles que tienen en su casa una fotografía parecida; quizá hasta la tengan al lado del propio Rey; nunca he logrado entender el deseo de enmarcar un instante como ese pero ese, no es hoy el asunto. El asunto es que no está el horno para bollos. Que nuestro país lo está pasando muy mal, que hay mucha gente sufriendo momentos durísimos que no hace falta describir aquí porque los conocemos; que necesitamos de todo menos de fotografías como ésta.
Habrá gente que dirá que no es de ahora, que fue hecha hace años, me da igual. Fue hecha en 2006, al parecer, pero seguramente habrá otras de hace pocos días; de los días antes de que el Monarca se cayera y se rompiera la cadera en ese país que visita, por lo visto, a menudo.
Supongo que en el Palacio de la Zarzuela se estarán preparando para la que se les viene encima; no es para menos. Me imagino que toda la parafernalia que rodea a la Familia Real se habrá puesto de nuevo en funcionamiento cuando humean todavía los fuegos de Iñaki Urdangarín. Lo tienen complicado. Lo tienen difícil porque aquellos aplausos que los Reyes escucharon en el congreso de los Diputados pocos días después de haber denunciado “un comportamiento poco ejemplar” y asegurar que “la justicia en España era igual para todos”, hoy no los escucharían. Es profundamente molesto mirar esta fotografía; hiere, daña, agrede.
No podemos permitirnos un Jefe del Estado que se marcha de cacería al sur de Africa y a cambio de varios miles de euros quita la vida a un elefante para apoyar su bella cabeza, su trompa de Dumbo, su mirada sin vida en un árbol y, rifle en mano, hacerse esta fotografía que duele. No podemos permitirnos estas frivolidades con la que está cayendo, no es un comportamiento nada ejemplar.