Esta mañana una amiga me ha enviado esta fotografía. Su mensaje decía:" hoy no tengo fuerzas ni para pedalear, se nota que estamos en la cuesta de Enero hasta en mis piernas". La cuesta de Enero, me ha sonado a una expresión antigua, una expresión que solíamos utilizar muy a menudo pero que ya no tiene el sentido que tuvo. La cuesta de Enero hace tiempo que es la cuesta de todos los meses del año para la gran mayoría de los ciudadanos.
Hoy hemos sabido que Rodrigo Rato ha vuelto al ruedo. La noticia de su entrada en Telefónica como asesor está levantando ampollas. Los comentarios en todos los medios de comunicación habidos y por haber, son unánimes: esto es otra vergüenza más a añadir a la lista.
Está claro que algunos no solo no sufren la cuesta de Enero, ni la de ningún otro mes del año, sino que no se les tiene en cuenta los descalabros que han ido dejando por el camino. Todos sospechamos que ser asesor de una empresa como Telefónica es un auténtico chollo; que es un nombramiento que solo puede entenderse como pago a favores prestados por el que fue Ministro de Economía durante varios años en los gobiernos de José Mª Aznar. Y, por lo que leo y oigo, a casi todos nos parece un nombramiento intolerable.
Rodrigo Rato es un personaje raro. Tiene una voz metálica y unas formas extrañas de comportarse. Luchó y rogó sin pudor para llegar a ser director gerente del Fondo Monetario Internacional de donde salió por la puerta de atrás dejando a todos los que habían confiado en él con el culo al aire. No dio explicaciones, ni se molestó en tratar de que se entendiera su espantada. Luego vino lo de Bankia y en esas estábamos, imputado y a la espera de ser juzgado por múltiples acusaciones graves que le podrían suponer incluso la cárcel, cuando nos informan de que César Alierta, presidente de Telefónica, le ha nombrado asesor sin sueldo, "solo" con dietas. Por supuesto las interpretaciones a esta circunstancia son para todos los gustos. Resulta extraño pero seguro que acabaremos entendiendo el por qué.
Estamos empezando un nuevo año y quizá sea el momento de ponernos de acuerdo y cambiar las normas. Hasta ahora tener una hoja de servicios limpia, tener buena fama, dejar sin cadáveres el camino recorrido, ser un buen gestor, lograr que te avalen los buenos resultados de tu empresa, era lo adecuado. Quizá estemos a tiempo de advertir a todos que las reglas han cambiado; que es más útil no tener vergüenza, dejar los puestos de responsabilidad destrozados, a los accionistas arruinados, las empresas con deudas insostenibles, la fama por los suelos, para que te nombren asesor de una de las empresas más importantes de tu país. Estamos a tiempo pero me temo que la gente no aguantará mucho más. La bolsa de la ira está rebosando y solo hay que leer los libros de Historia para saber cómo acaba esta sensación de injusticia generalizada. Están jugando con fuego y lo peor es que los que acabaremos quemándonos seremos los que nunca nos llamaron para ser asesores de nada ni de nadie.
No permitamos que no cueste nada engañar. No permitamos que puedan seguir saliendo a la calle sin siquiera ponerse colorados porque nos estamos jugando lo que es de todos. De momento Gerardo Díaz Ferrán sigue durmiendo en Soto del Real pero eso no es suficiente; la gente quiere que todos éstos sinvergüenzas devuelvan lo que han robado. Quizá así la cuesta de Enero sería más llevadera y la bolsa de la ira pesaría mucho menos.
Mi amiga seguirá pedaleando, sacará fuerzas de donde sea, pero no le pidan que acepte sin caerse de la bicicleta noticias como la que hoy conocemos: Rodrigo Rato tiene muchas cosas que explicar y muchas cuentas que pasar antes de que nadie le nombre asesor, aunque "solo" cobre dietas.
P.D. Entiendo vuestras quejas por las novedades producidas en el blog y solo quiero que sepáis que todas ellas están en manos de quienes pueden dar una explicación además de arreglar lo que no funciona. Espero que en pocos días todos podamos volver a sentirnos cómodos y en casa. Gracias por vuestra comprensión y fidelidad.