Cosas bien hechas en momentos difíciles
En medio del desasosiego, hay mucha gente que sigue haciendo cosas importantes. En el centro del desánimo, hay personas que salvan la vida de familias enteras. Hoy os quiero hablar de las/los asistentes sociales. Esa profesión silenciosa que acude en ayuda de los que viven en situaciones límite, en momentos duros, insoportables; de los que viven los que quizá nunca pensaron que la vida les obligaría a atravesar. Suelen conocer los entresijos de lo que casi no vemos. Son los que entran hasta el final de los pasillos de esos pisos donde es urgente echar una mano, donde seres humanos en inferioridad de condiciones necesitan que alguien les ayude a salir adelante.
Conozco de cerca el caso de una madre de familia viuda, joven y con varios hijos a su cargo que de ninguna manera hubiera podido superar su laberinto sin el apoyo de una asistente social que le tocó en suerte. Amaba su trabajo, se implicó como hacía siempre, buscó soluciones y fue encontrando el camino para que aquella inmigrante se incorporara a nuestro país y pudiera volver a ser feliz junto a sus hijos. Cuando no llegaba para pagar la luz, ella, la asistente social, sabía quién lo haría sin hacer ningún ruido. Cuando se trataba de amortiguar el dolor emocional por la muerte violenta del padre o los recuerdos dolorosos que dañaban a los hijos más allá de lo soportable, ella, la asistente social, buscaba y encontraba la puerta que respondía, que ayudaba, que curaba.
Ser asistente social es estar dispuesta a ver lo que nuestra sociedad quiere que permanezca fuera de la vista. Es una profesión para la que hace falta aprender a encajar, a aceptar las injusticias más dolorosas. Ser asistente social debe ser un oficio que te obliga a entrar a tu casa con una mochila cargada de problemas de otros que esperan de ti lo que nadie les da. Es en momentos como los que vivimos cuando estas profesiones están dando lo mejor de ellas y están cobrando todo su sentido. Es ahora cuando más deberíamos fijarnos en lo que hacen y ayudarles, apoyarles y no escatimar un euro para que sigan existiendo, para que, a ser posible crezcan, se multipliquen.
Me gustaría que si leéis este post personas que os dedicáis a esta profesión, nos habléis de vuestro trabajo. Me gustaría que lo compartierais con todos nosotros porque estoy segura de que habrá gente que al leeros, entenderá una labor que no reconocemos suficientemente.