¿Alegrías interesadas?
Llevamos varios días conociendo noticias nuevas del asunto DSK que están haciendo variar la visión de este caso.
Nos cuentan que la camarera a la que conocíamos por “Ophelia” está perdiendo por momentos su credibilidad porque ha mentido. El fiscal del caso Strauss Khan, Cyrus Vance, informó al Juez de las “mentiras” encontradas por sus propias investigaciones y las de 7 periodistas del New York Times que están reconstruyendo la vida de la camarera guineana que acusa al ex presidente del FMI de intento de violación y agresiones en la habitación 2806 del Hotel Sofitel en NY.
De las mentiras encontradas por la fiscalía una parece imposible de justificar: ingresos de muchos miles de dólares en su cuenta corriente. La otra se ha conocido cuando han logrado traducir la conversación telefónica que mantuvo en su lengua materna, el Fulani, con un hombre, al día siguiente de los hechos, que según el semanario L´Express sería su marido en la actualidad y que permanece detenido por un delito de tráfico de drogas. “No te preocupes. Este tipo tiene mucho dinero. Sé lo que estoy haciendo” Ante estas nuevas revelaciones Strauss Khan fue liberado por el juez de inmediato y existen muchas dudas de que ese juicio llegue ni siquiera a celebrarse.
El título de mi post: ¿alegrías interesadas? trata de explicar mi estado de ánimo ante todo esto. No me gusta la reacción de alegría desbordante que muchas personas, políticos franceses incluidos, han tenido al saber que el testimonio de la camarera guineana hacía agua. No me gusta porque la denuncia sigue en pie. Yo sigo pensando que el ex presidente del FMI agredió a esta mujer en su habitación, la obligó a hacer lo que ella no quería y salió a toda prisa del hotel hacia el aeropuerto para volar cuanto antes a Paris. Él también mintió. Dijo que corrió porque tenía una cita con su hija. Cuando se dio cuenta de que había olvidado su móvil en la dichosa habitación 2806, ya era tarde; ni él podía sospechar que una maquinaria imparable se acababa de poner en marcha.
Algunos de vosotros habéis insistido mucho en que no tuve suficientemente en cuenta la presunción de inocencia. Lo reconocí por escrito. Ahora me pedís que rectifique mis palabras escritas sobre este asunto en un post anterior. Lo siento, no puedo escribir lo que no siento. Creo que nos queda mucho por ver, por escuchar.
Hoy mismo una periodista francesa: Tristane Banon ha declarado que ha denunciado a Strauss Khan por unos hechos violentos ocurridos en 2003 en un apartamento donde el político socialista la citó para realizar una entrevista.
La última hora de hoy es que es el propio DSK quien va a denunciarla a ella por calumnias. Mucho nos queda por saber.
Las mentiras de la camarera impiden creerla y pueden salvar al acusado de una condena larga y grave en los Estados Unidos.
El apoyo sin fisuras de Anne Sinclair, compañera presentadora admirada durante años, me sigue resultando extraño aunque sea su mujer.
La aparición de una nueva acusación a este hombre que al parecer tiene problemas con el control de sus instintos sexuales, puede volver a cambiar este caso que seguimos tantas personas con mucho interés porque, al menos a mí es lo que me ocurre, me parece ejemplo de la realidad que viven a diario muchas de mujeres en el mundo.
Si “Ophelia” miente; si la camarera resulta ser la mano negra como piensan algunos de una trampa organizada, está jugando con algo sagrado: la historia del dolor, del abuso y el maltrato de millones de mujeres en el mundo. En ellas pienso cuando creo que el ADN que escupieron los restos encontrados en la habitación 2806 es el único que, de momento, es irrefutable.