Ahora es posible
Algunos recordaréis la librería +BERNAT en la calle Buenos Aires 6, en Barcelona. Es una librería especial. A mí me hace sentirme bien formar parte del grupo de socios que hemos colaborado a que se renovara y que siguiera viva. Estamos empeñados en llenar de ideas y de sentido ese Almacén de Cultura, como nos gusta que nos definan. Hoy os voy a hablar de la última novedad puesta en marcha la semana pasada: una mujer desconocida para el público, logró hacer realidad su sueño: publicar su historia para que la leyeran otros.
Hay cientos de personas que creen que su vida, sus pensamientos, sus peripecias, deberían ser editadas. Hay miles de personas que no entienden que ese manuscrito que han mandado a todas las editoriales que conocen, no consiga atrapar el interés de quienes podrían cambiar su vida si dijeran, SÍ. Hay muchísimas personas que esperan impacientes a que suene un día la flauta y esas páginas que escribieron poniendo todo su corazón en ellas puedan ser editadas y publicadas en forma de libro; creen que sus historias tienen tanta fuerza como la de cualquiera, aunque nunca logren que nadie se lo reconozca. A esas personas nos hemos dirigido desde nuestra librería. A esas personas les hemos dicho “ven, hablemos, nosotros vendemos tu ilusión” y esas personas están llegando ya a nuestra librería.
Tomar la decisión de editarse uno mismo un libro es posible desde hace ya mucho tiempo, la novedad es que en la Librería +BERNAT , editamos tu sueño, lo hacemos bien, lo corregimos, lo imprimimos y ofrecemos el punto de venta para que ese libro llegue a la gente, a tu gente. Es un proyecto pequeño, pequeño pero inmenso para las personas que llevan tiempo con un libro en la cabeza.
Vivimos tiempos de sinergias, de unión de esfuerzos, de redes de amigos y conocidos. Si te crees capaz de hacer una lista de amigos que estén dispuestos a comprar tu libro, tu casa es nuestra librería. La colección se llama “la marca blanca de +BERNAT y ocupa un rincón que se hará imprescindible en nuestra librería. Cuando el Sábado pasado Anna Estel-la GªSegura presentó su libro, su primer libro, a todos sus amigos y conocidos que abarrotaban la librería, se inauguraba una nueva forma de llegar a la gente.
Anna vivió una historia dolorosa que quería compartir. Ese libro es un homenaje póstumo a su marido y una guía sorprendente de lo que llega a la vida de una persona sin darle tiempo a prepararse y aprender. Como ella, cualquiera. Como ella todas las personas que tengan en un cajón folios escritos para compartir con otros lectores; que tengan archivos en su ordenador o simplemente ideas en su cabeza. Todos han de saber que en ese “rincón blanco” de la calle Buenos Aires de Barcelona, pueden comprar su felicidad, su sueño. Ahora es posible.
El entusiasmo que se respiraba el Sábado en nuestra librería era contagioso. Se vendieron muchos libros, muchos más de los previstos. La autora, la soñadora, esa mujer que sacó palabra tras palabra de un dolor insoportable, sonreía feliz y compartía con sus amigos, sus vecinos, su familia, la consecución de un sueño: había publicado el libro que necesitaba publicar. Su inversión había merecido la pena. Ese lugar fue el único lugar donde la entendieron, la cuidaron, la corrigieron, y le ayudaron a que esa criatura que quería nacer, viera la luz y se defendiera frente al público.
A mí me hace muy feliz que hayamos sido capaces de poner en pie esta nueva aventura. Me hace feliz ofrecer un nuevo cauce serio y riguroso a personas que creían que nadie les haría caso nunca. Me hace feliz soñar con que una de ellas se acabe convirtiendo en un descubrimiento y las editoriales que jamás les escucharon, los agentes literarios que nunca pudieron atender ni leer sus manuscritos, se tiren de los pelos. Abrir un cauce nuevo para que las personas se expresen ya me parecería suficiente, pero hacerlo con rigor, con respeto, sin juzgar el contenido, me parece aun más importante. No es barato, nada lo es, pero si alguna vez has pensado que ese libro que tienes en la cabeza tiene que ver la luz, acércate a +BERNAT .
