Solo quería leer
Esta es la historia de una sorpresa.
Tengo una amiga que es trabajadora social. Es un oficio para el que no todos valdríamos. Está siempre en contacto con personas que necesitan ayuda aunque muchas veces no lo reconozcan. Personas que han descarrilado por enfermedad del cuerpo o del alma. Sus familias hacen lo que pueden hasta que tiran la toalla: ahí está mi amiga y la gente como ella. Que este trabajo esté tan profesionalizado es un inmenso avance en nuestra sociedad. No hay caridad, hay justicia.
Mi amiga además, tiene unos ojos que lo ven todo, hasta lo traspuesto. Ayer me mandó esta foto con este texto:
“Muy chula iba yo, pensando que iba a hacer la obra social del mes, me encontré a esta señora, me pareció una imagen única, me acerqué, y le dije que si quería la llevaba al albergue con el que nosotros trabajamos donde le darían de comer. Me miró y sólo me dijo: NO QUIERO COMER, SÓLO QUIERO LEER.Ni una palabra más. Le hice la foto, y me fui por donde había venido...”
Poco puedo añadir; esta mujer es la dignidad misma, le pase lo que le pase.
Leer, ese alimento tantas veces superior a la comida misma.