Dos Miguelitos
Acabo de recibir un e-mail de mi querido Miguel Bosé.
Ayer me llamaron muchos amigos para que les confirmara o desmintiera la noticia que saltó en Sálvame: Miguel era padre de dos gemelos nacidos de una mujer que alquiló su vientre en Estados Unidos. La primera sorprendida fui yo. No quise llamarle, no quise indagar, saber. Estaba segura de que él aparecería en cualquier momento y me lo contaría todo. Así ha sido.
Algunas de sus palabras indican el momento vital que está atravesando “Sí, soy papá de 2 Miguelitos que amo como hasta ahora a nada en el mundo”.
Todos los que le conocemos sabíamos que lo deseaba hace mucho tiempo. Quizá el camino abierto por su amigo Ricky Martin, las cosas que le habrá contado, los sentimientos que habrá escuchado, han hecho que se decidiera y fuera a por ese hijo que siempre dijo que quería. Es una suerte que lleguen dos Miguelitos, dos.
Han llegado a Madrid dos bebés que se buscan y se dan calor; que están ahora en los brazos que más les van a querer, en la casa donde crecerán cuidados y se les educará como mejor sepa nuestro querido niño grande.
Los miguelitos tienen un mes, acaban de llegar a España y ya los conocemos todos sin haberles visto la carita. ¡Ojalá dejemos a su padre vivir esta paternidad como le de la gana!
Miguel Bosé es un hombre extraordinariamente cariñoso. Abraza y el mundo se para. Acaricia y se te ablandan los músculos de todo el cuerpo. Te mira y solo existes tú en su mundo. Todo esto lo van a tener sin fin dos niños nacidos de una madre que aceptó alquilar su vientre para que crecieran el él las simientes de un hombre perfecto. Si los hijos se parecen a su padre...
Muchas y muchos de los que me leéis habéis pasado vuestra vida siguiendo a Bosé por España y conociendo letra a letra sus canciones y sus gestos. Para todos los que formamos esa cofradía hoy es un día grande. Lo es porque tenemos la certeza de que nuestro querido Miguel está pletórico, está viviendo un sueño y está amando a manos llenas. Eso nos hace felices y por eso lo comparto con vosotros.
Miguel, querido, enhorabuena, enhorabuena por llegar a este punto de la vida, por entregar tanto casi siempre sin medida y por poder acariciar esa carne de tu carne tal como siempre quisiste. Ojalá algún Miguelito sonría como su padre...