Aunque verlo me produjo dolor de estómago, pasadas las horas quiero reflexionar y deciros que no seré yo quien tire la primera piedra.
Anoche se me cayó la final de GH12 al suelo. Todos los preparativos hechos con tanta ilusión me parecieron un sin sentido. Escuchando y viendo su enésima pelea sentí que Laura y Marcelo no se merecían salir de la final de este programa como han hecho todos los demás concursantes; lo sigo pensando pero ahora, tras ver en directo como han logrado encontrar el camino del perdón y del abrazo, necesito compartir con todos vosotros estos sentimientos que me siguen anudando el estómago pero que me obligan a escribir.
Estos dos concursantes han vivido en la casa de Guadalix una historia de amor de gran intensidad. Ese lugar es mágico para disfrutar de esos sentimientos pero también es muy peligroso precisamente por su fuerza, por su enganche. Hemos visto día a día cómo se enredaban en una historia que les traería consecuencias al salir de la casa. Hemos visto como sus miedos y sus esperanzas se creaban y se deshacían por semanas. Ahora que estamos a tan pocas horas del fin, el miedo y la amargura se han apoderado de sus corazones.
Estoy segura de que muchos de los que leéis este blog habéis pasado por circunstancias parecidas. Estoy segura de que sabéis cómo es ese sabor de almendra amarga que se interpone entre los amantes cuando llegan los reproches y las heridas. Estoy segura de que conocéis el deseo intenso de que pase la tormenta, de que llegue la calma y la paz, de que el silencio se apodere del alma y esas barbaridades que han salido por la boca se borren para no volver jamás.
También estoy segura de que conocéis esa sensación de fracaso de que cualquier propósito se deshaga como un azucarillo y lleguen los días de espinas allá donde deseasteis que solo hubiera amor. De todo eso estoy segura porque he tenido la suerte de amar y ser amada. La suerte de aprender en la experiencia de los desencuentros aunque jamás haya llegado a vivir enfados como los que estos dos concursantes han compartido con todos nosotros.
Por eso no tiraré ninguna piedra ni ahora ni cuando los tenga delante. Sé que tendré que pedir que se expliquen, que nos cuenten por qué ha sido tan difícil evitar estos espectáculos; eso lo haré el Jueves cuando lleguen al plató pero espero tener la suficiente generosidad para limitarme a preguntar, limitarme a intentar ponerme en su lugar y tratar de entender.
El amor es lo más importante de nuestra vida y ellos lo tienen en sus manos. Cuando escribo esto están los dos abrazados llorando y perdonándose. Están asustados de lo que han llegado a decirse y a sentir. Están llenos de miedos, amargura y deseo.
Marcelo ha hecho con sus propias manos una flor de papel blanca y entre balbuceos le ha dicho a Laura que freía unos huevos en la misma posición en la que ayer se desató la tormenta: “he hecho esto para ti” Eso ha sido suficiente. Todos sabemos lo poco que hace falta para aceptar esas palabras que deseas tanto, para perdonar. Siento decir que los que no entiendan todo esto, no han amado jamás.