Desde que en Marzo del 2011 los reactores de la planta nuclear de Fukushima comenzaran a fallar como resultado del terremoto que provocó el Tsunami Tohoku las consecuencias han sido devastadoras, sin embargo en su momento, y como suele pasar en este tipo de circunstancias para no asustar a la gente, se minimizaron los efectos. Los trece metros que alcanzó el tsunami superó el muro de la planta nuclear de tan solo diez. El agua comenzó a provocar la inundación de los generadores que comenzaron a fallar, cortando la corriente eléctrica que enfría los reactores y provocando que se derritiesen. A pesar de que no confirmaron en un principio que los 6 reactores se habían derretido con el tiempo se ha sabido que todos ellos lo hicieron.

Sin entrar en más tecnicismos que puedan aburrir al personal la realidad de esta desgraciada situación ha traído consecuencias devastadoras. A DÍA DE HOY SE SABE QUE 300 TONELADAS DE AGUA CONTAMINADA ha estado saliendo diariamente de la central con el consiguiente perjuicio para la fauna marina. Se comenta que tan solo en tres años desde el incidente, solo falta uno, el agua contaminada llegará a las costa oeste de Canadá y EE.UU. De hecho ya han encontrado trazas de radioisótopos en el atún rojo. De momento no se ha llegado a una conclusión exacta de la importancia del asunto debido a la complejidades dinámicas del océano. En Japó, 42 de las especies de peces están contaminadas y no son aptas para el consumo.

En un principio se esperaba que después de dos años el nivel radioactivo fuera bajando en los peces y no ha sido así. Lo que está claro que es que cualquier índice de radioactividad por bajo que sea es perjudicial para el planeta y todas las especies que en él vivimos. De hecho el International Journal of HealthServices publicó un artículo en diciembre del 2011 asegurando que el desastre radioactivo de Fukushima está ligado a la muerte de 15.000 personas principalmente mortalidad infantil que aumentó de un 1.8% a un 8.37% tras lo ocurrido.

La situación es sin duda preocupante. Los japoneses son lógicamente quien lo tienen peor. 10.000 personas siguen sin poder volver a sus hogares y la preocupación sobre la alimentación es palpable. A pesar de que el gobierno advierte que la comida es totalmente apta para el consumo, los habitantes de Japón han cambiado sus hábitos alimenticios. El pescado se sigue vendiendo pero ahora algunos súper mercados te cobran extra por hacer un test radioactivo al pescado y otros alimentos antes de comprarlos (siempre hay alguien haciendo negociete), cobrando 32 dólares por test. Otro producto alimenticio de gran consumo en Japón es el arroz, el gobierno también insiste que no hay problema en consumirlo pero muchos ciudadanos buscan fuentes de información alternativas para informarse.

La radiación a pesar de que muchos siguen defendiendo la energía nuclear con la más limpia provoca cáncer, anormalidades en el tiroides, leucemia, alteraciones en las células y ADN entre otras lindeces. Los trabajadores que siguen pasando allí sus días en la central nuclear continúan corriendo un riesgo altísimo para su salud. Algunos se marcharon debido al estrés y la preocupación, no saben si la empresa se hará cargo de ellos si caen enfermos.

Uno que no se ha ido y que han demostrado tener una generosidad inmensa es Keigo Sakamoto que vive en una zona contaminada cercana al desastre y que decidió quedarse para cuidar a cientos de animales creando un santuario. El gobierno bloqueó la zona por lo que no tuvo acceso a comida durante meses provocando la muerte de muchos de ellos. Hoy en día vive de las donaciones de comida que sus seguidores le hacen para alimentar a las mascotas que muchos dueños dejaron atrás. En la foto le podemos ver con su perro al que llamó Atom (atomo) porque nació el día del desastre nuclear. Todo un héroe.

Aquí os dejo un video sobre Keigo, y otro vídeo que se hizo en Informativos Telecinco sobre él.