Nos recibe en Carabanchel, en la nave de casi mil metros cuadrados que comparte con otros artistas. Un taller gigantesco y luminoso acicalado con muebles y trastos reciclados en el que cada uno habita su rincón. A pesar de ser un lugar frío resulta acogedor, sobre todo la esquina de Laura Ponte. Un ecosistema de lienzos a medio terminar, puñados de rotuladores, bártulos y láminas en construcción… La encontramos en pleno delirio creativo, con la cabeza llena de piensos, decidida a diseñar lo que le echen. Dibujando sin parar, casi siempre caras, pero sin la intención, por ahora, de exponer. Y es que Laura Ponte es muy pudorosa, esquiva cualquier piropo clavando sus enormes ojos embetunados contra en suelo. Es insólito y agradable toparse con alguien que conserva intacta su capacidad para ruborizarse después de haberse pasado la mitad de su vida posando y desfilando. La frivolidad y el ego no van con esta gallega de 41 años. Quizá por eso, no tiene miedo a envejecer y a dejar de estar de moda. La hemos entrevistado dentro de la serie de reportajes que estamos haciendo en el informativo con motivo de la campaña de Mediaset #Doylacara Aquí os dejo el vídeo…