Por Ruth Méndez
Lo de Mad Men Viendo la serie entran unas repentinas ganas de servirse un whisky (aunque servidora sea casi abstemia) o de empezar a fumar (aunque una reconozca que es un poco talibán del tabaco).
También he sentido impulsos de bucear en el armario y empezar a rescatar esas prendas que lucen los protagonistas ( buscando, he recuperado un bolso de piel negra y boquilla plateada que paseó en su día mi bisabuela, todo un tesoro)... Al parecer, no soy la única que ha adquirido semejante vicio. Los grandes diseñadores, también contagiados por la moda Mad Men, han inspirado sus últimas colecciones en los primeros años 60. Marc Jacobs, Nina Ricci, Galliano, Chanel, Valentino... Todos apuestan por las faldas generosas por debajo de la rodilla, las blusas y las pañoletas de seda, los cuellos peter pan, las capas, los vestidos estampados de flores con cintura de avispa y pecho encorsetado, los sombreros a lo Jackie Kennedy, los zapatos salón de tacón cuadrado, los bolsos a lo Audrey Hepburn, los jerseys y las rebecas minúsculas tejidas por la abuela, los calcetines cortos, los guantes de piel hasta los codos, las coletas y los moños altos... Este glamour vintage no desfila sólo por la pasarela, hace unos días lo eligió Letizia Ortiz para acudir a los Premios Príncipe de Asturias. Hay páginas que nos permiten copiar los looks de las impecables secretarias de la televisiva agencia de publicidad. Podemos imitar el envoltorio de la pelirroja Joan, la inocente Peggy o la entregada Betty Drapper pero, por dentro, las mujeres de ahora somos distintas a las de finales de los 50'. Hemos cambiado, hemos salido del armario