Quizá porque los sufre en propia carne, Javier Bardem borda al facha de manual Me pregunto si los adictos a soltarle derechazos sin motivo se habrán quedado K.O viendo cómo se convierte, por exigencias del guión, en uno de ellos. ¿Serán capaces de reconocerse en la gran pantalla, de distinguir que el actor, esta vez sí, hace de malo?...
Dudas existenciales aparte, la aparición estelar del pequeño de los Bardem es sólo una anécdota en Alacrán enamorado. Basada en la novela de Carlos, el hermano mayor, la película es una versión cañí de Million Dollar Baby. Habla de un chaval de barrio que, buscando el hogar que nunca ha tenido, termina ingresando en un grupo neonazi. El boxeo y el amor lograrán arrancarlo de la oscuridad, devolverle la luz, la humanidad y la esperanza. Aunque la historia es previsible y algo tópica, el cóctel de romanticismo, violencia y testosterona tiene gancho. Santiago Zannou rueda con honestidad y sobre todo, dirige a sus actores con tanta destreza que salen victoriosos del asalto. Carlos Bardem está inmenso, su perdedor noquea. Miguel Ángel Silvestre deja fuera de combate al galán para meterse en la piel de un skinhead y demostrar que está listo para plantarle cara a cualquier registro. Pero si alguien ha ganado con esta película es el protagonista... Gracias a exprimir esta oportunidad, Álex González se postula como un futuro peso pesado de nuestro cine. Defiende su papel física y emocionalmente e incluso, salva alguna que otra escena que lo pone entre las cuerdas.
Alacrán enamorado llega al duro ring de la cartelera, veremos si golpea la taquilla.